LA LIDIA

Oreja para Camarena en su presentación en Las Ventas

Desde la salida del primer novillo, se hicieron evidentes los deseos del debutante Camarena para alcanzar el triunfo. Puesto de hinojos ante el toril, no dio la larga cambiada que se acostumbra en esos casos y sorprendió a propios y turistas con un farol lento y templado.Luego, en la vertical, la cosa cambió. No pudo parar al novillo y terminó atizándole mantazos en todos los terrenos, con cierto desgarbo y desángel, por causa de su estatura de zagalón. Este primer novillo fue una máquina de embestir. Un carretón, manejado por su apoderado, no lo hubiera hecho mejor. Con nobleza, prontitud y r...

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Desde la salida del primer novillo, se hicieron evidentes los deseos del debutante Camarena para alcanzar el triunfo. Puesto de hinojos ante el toril, no dio la larga cambiada que se acostumbra en esos casos y sorprendió a propios y turistas con un farol lento y templado.Luego, en la vertical, la cosa cambió. No pudo parar al novillo y terminó atizándole mantazos en todos los terrenos, con cierto desgarbo y desángel, por causa de su estatura de zagalón. Este primer novillo fue una máquina de embestir. Un carretón, manejado por su apoderado, no lo hubiera hecho mejor. Con nobleza, prontitud y repetición. Frente a él, Camarena intentó ligar los pases y casi siempre lo consiguió. Pero la faena resultó rápida y con tendencia a usar el pico. Dos bajonazos con la punta del estoque asomando por el costillar le privaron de la oreja.

Plaza de Las Ventas

20 de marzo.Novillos de José Luis de Vasconcellos. Bien presentados, flojos, nobles. El primero fue excelente. Antonio Camarena: Aplausos. Oreja. Fernando Galindo: Palmas. Silencio. Juan Mora: Silencio. Vuelta con protestas.

El apéndice se lo llevó, por fin, en el cuarto. Un novillo que lo encerró en tablas de salida y al que no supo parar. El novillo fue muy flojo y el sevillano lo toreó de forma parecida a la anterior. Intentos de buscar la ligazón de los pases, elogiables maneras de adelantar la muleta, pero repetición de los defectos de usar el pico y la postura encorvada, haciendo el arco. Una tanda final con la derecha, muy templada y ligada, levantó la ovación más fuerte de la tarde y fue, quizá, la que le valió el excesivo premio de la oreja.

Galindo y Mora no lograron relieve alguno. El madrileño, con dos novillos muy flojos, estuvo frío, con un toreo paralelo e insípido. Saludó desde el tercio tras matar a su primero y escuchó silencio en su segundo. El de Plasencia no se centró en ninguno de sus novillos, posiblemente porque no supo encontrar las distancias y abusó ostentosamente del toreo con el pico. Fue silenciada su primera labor y dio una vuelta contestada tras la muerte de su segundo.

Los novillos del ganadero portugués embistieron con mucha nobleza, pero no ofrecieron signos de fortaleza. El segundo y el quinto se cayeron mucho.

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