El 'caso búlgaro' puede poner en aprietos al nuevo Gobierno italiano

El debate ante el Parlamento sobre el caso Bulgaria, que tuvo ayer una resonancia amplísima en la Prensa, radio y televisión, podría crear problemas, en un inmediato futuro, al recién estrenado Gobierno de centro izquierda de Amintore Fanfani.Del debate aparecieron claras, como subrayan las editoriales de. la mayor parte de los diarios, toda una serie de constantes: ante todo, la grave crisis del Parlamento, que no deja de escandalizar a la opinión pública. Mientras, durante el debate, las tribunas de Prensa fueron asaltadas literalmente por los medios de comunicación internacional,...

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El debate ante el Parlamento sobre el caso Bulgaria, que tuvo ayer una resonancia amplísima en la Prensa, radio y televisión, podría crear problemas, en un inmediato futuro, al recién estrenado Gobierno de centro izquierda de Amintore Fanfani.Del debate aparecieron claras, como subrayan las editoriales de. la mayor parte de los diarios, toda una serie de constantes: ante todo, la grave crisis del Parlamento, que no deja de escandalizar a la opinión pública. Mientras, durante el debate, las tribunas de Prensa fueron asaltadas literalmente por los medios de comunicación internacional, la gran sala del Parlamento estuvo prácticamente vacía. Cien diputados, de 630, por la mañana, cuando hablaron los cuatro ministros, y sólo treinta por la tarde, durante el debate.

Por eso, muchos observadores avanzan la hipótesis de que existe el peligro de que este asunto pueda ser instrumentalizado más bien en clave política y electoral, como han sospechado los comunistas.

Sobre todo, porque ha aparecido muy clara la diferencia entre las intervenciones de los tres ministros democristianos (Interior, Justicia y Asuntos Exteriores), los cuales han confirmado la pista búlgara,"como un conjunto de indicios", y piden que "se deje a los jueces trabajar con tranquilidad, y la del ministro de. Defensa, el socialista Lelio Lagorio.

La frase de este último sobre que el atentado del Papa fue un "acto de guerra en tiempo de paz" y como una "solución alternativa a la invasión de Polonia" ha preocu pado a no pocas fuerzas políticas, que consideran dicha afirmación, pronunciada en nombre del Gobierno, como "grave y comprometedora". Y todos se preguntan si de verdad el ministro socialista tendrá informaciones inéditas que no ha querido revelar, ya que, de otro modo, su comportamiento sería sencillamente increíble.

Y, sobre todo, su afirmación de que el ex sindicalista de UIL Luigi Scricciolo "estaba vigilado desde hace años por el contraespionaje italiano". Y la pregunta que se hacen muchos diarios es cómo es posible que, si esto es cierto, no se haya intervenido antes y ni siquiera se haya advertido a los responsables del sindicato, del cual Sericciolo era nada menos que encargado de relaciones exteriores. ¿Cómo se pudo esperar tanto tiempo, durante el cual Scricciolo pudo pasar impunemente información reservada a Bulgaria?

Todos reconocen su claro atlantismo, su empeño por Solidaridad en Polonia, su anticomunismo casi visceral después de la desilusión sufrida en los movimientos de la extrema izquierda. Y nadie se explica sus cartas desgarradoras desde la cárcel confesando su inocencia a todos.

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Ahora que sus abogados afirman que en realidad no se ha declarado un espía y que está sólo "colaborando con la justicia para aclarar su posición", surge una nueva duda planteada por el semanal L'Europeo.

Se piensa que podría tratarse de un caso de doble espionaje. Que Luigi Scricciolo se hacía pasar ante los búlgaros como un espía a su servicio cuando en realidad lo que buscaba era información de ellos para los países de la Alianza Atlántica.

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