La devaluación

La decisión tomada ayer de devaluar la paridad de la peseta respecto al dólar en un 8%, para situarse en 127,66 pesetas por dólar, es una clara demostración de que el nuevo Gobierno parece decidido a coger el toro por los cuernos.Efectivamente, aunque la decisión de devaluar una moneda viene siempre a confirmar la pérdida de competitividad de un país en la escena internacional, es mejor reconocer dicha inferioridad y, a partir de ahí, intentar recuperarse, que persistir en el mantenimiento de tipos de cambios artificiales. A la larga, se tienen que corregir y, por otra parte, causan una import...

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La decisión tomada ayer de devaluar la paridad de la peseta respecto al dólar en un 8%, para situarse en 127,66 pesetas por dólar, es una clara demostración de que el nuevo Gobierno parece decidido a coger el toro por los cuernos.Efectivamente, aunque la decisión de devaluar una moneda viene siempre a confirmar la pérdida de competitividad de un país en la escena internacional, es mejor reconocer dicha inferioridad y, a partir de ahí, intentar recuperarse, que persistir en el mantenimiento de tipos de cambios artificiales. A la larga, se tienen que corregir y, por otra parte, causan una importante pérdida de reservas de divisas, con todo lo que ello comporta para la solvencia exterior de un país. Máxime en estos momentos, en que el mundo observa con prevención los inicios de lo que puede ser una grave crisis financiera internacional.

Efectivamente, la pérdida de competitividad de la economía española se debe a un diferencial de inflación con los países competidores de la OCDE que es imposible ocultar. Mientras en dichos países la inflación se ha reducido sensiblemente en los últimos venticuatro meses, hasta caer a tasas inferiores al 10%, en el nuestro se ha mantenido tercamente en el 15%. Ello constituía una clara invitación a un aumento continuo de las importaciones y un freno permanente a la penetración de nuestras exportaciones en los mercados de los restantes países.

( ... ) En este sentido, parece que está en la dirección correcta la decisión de aumentar en un punto el coeficiente de caja de las instituciones financieras -o sea, la cantidad de dinero que deben depositar sin interés en el Banco de España-, ya que esta medida es coherente con la voluntad de efectuar una política monetaria estabilízadora, aunque el adjetivo parece que no le gusta al señor Boyer, y que las disponibilidades líquidas crezcan el próximo año sólo un 13% (este año se calcula un 16%-16,5%) para conseguir una disminución del ritmo de inflación.

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Sin embargo, esta medida también se podía haber obtenido por mecanismos más propios del mercado -emisión de deuda a corto plazo, por ejemplo-, ya que no parece válido afirmar, como lo ha hecho el señor ministro, que ello comportaría un aumento de los tipos de interés (esta parte de la afirmación sí es correcta) y que el aumento del coeficiente de caja no provocará dicho aumento, lo que es muy difícil de creer, ya que las instituciones financieras tendrán tendencia a compensar en el resto del activo la rentabilidad perdida por los 150.000 millones que deberán colocar sin interés en el Banco de España.

( ... ) Por último, no se puede afirmar que la devaluación es una medida estrictamente monetaria, como ha hecho el ministro en la primera conferencia de Prensa tras la devaluación, ya que ello puede significar un cierto miedo a explicarle al país que la devaluación tiene un precio, y que este precio, más tarde o más temprano, lo tendremos que pagar todos. Y ello implica una contención salarial y una moderación en las prestaciones que reclamamos al Estado.

5 de diciembre

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