Walesa trata de evitar tensiones con las autoridades polacas

Cerca de 10.000 fieles, de los que una buena parte tuvieron que quedarse fuera del templo, esperaron ayer en vano en la iglesia de Santa Brígida, parroquia de los astilleros de Gdansk, la llegada de Lech Walesa. Según los observadores, Walesa no quiso acudir para evitar tensiones con las autoridades.

Antes de la misa, en la que debía bendecirse la bandera de la coral de la iglesia -que ha tomado el nombre de Solidaridad-, el padre Jankowski, párroco de Santa Brígida, aseguró a todo el mundo que existía el noventa por ciento de posibilidades de que Walesa asistiera a la misa.

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Cerca de 10.000 fieles, de los que una buena parte tuvieron que quedarse fuera del templo, esperaron ayer en vano en la iglesia de Santa Brígida, parroquia de los astilleros de Gdansk, la llegada de Lech Walesa. Según los observadores, Walesa no quiso acudir para evitar tensiones con las autoridades.

Antes de la misa, en la que debía bendecirse la bandera de la coral de la iglesia -que ha tomado el nombre de Solidaridad-, el padre Jankowski, párroco de Santa Brígida, aseguró a todo el mundo que existía el noventa por ciento de posibilidades de que Walesa asistiera a la misa.

Pero el líder obrero prefirió acudir, en compañía de su mujer y de sus siete hijos, a la capilla de Casimir, en el barrio obrero de Zaspa, en los arrabales de Gdansk.

Doscientas o trescientas personas del barrio, que acudieron a esta misa, le siguieron a distancia a la salida con toda normalidad. Walesa les saludó, haciendo la V de la victoria, antes de volver a su domicilio y se negó a hacer declaraciones.

La multitud se dispersó con tranquilidad.

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