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EE UU, ante la reducción de armas estratégicas / 1

Estados Unidos y la Unión Soviética iniciaron sus conversaciones para la limitación de armas nucleares estratégicas en noviembre de 1969, las denominadas SALT (Strategic Aríns Limitation Talks). Aun cuando este diálogo consiguió algunos logros modestos, las grandes esperanzas de principios de los años setenta no llegaron a cumplirse nunca. Desde el punto de vista de reducir el nivel del armamento atómico y asegurar un equilibrio nuclear estable, el proceso SALT fue un fracaso. A pesar de los; esfuerzos de tres distintas Administraciones de Estados Unidos, el aumento de las fuerzas estratégicas...

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Estados Unidos y la Unión Soviética iniciaron sus conversaciones para la limitación de armas nucleares estratégicas en noviembre de 1969, las denominadas SALT (Strategic Aríns Limitation Talks). Aun cuando este diálogo consiguió algunos logros modestos, las grandes esperanzas de principios de los años setenta no llegaron a cumplirse nunca. Desde el punto de vista de reducir el nivel del armamento atómico y asegurar un equilibrio nuclear estable, el proceso SALT fue un fracaso. A pesar de los; esfuerzos de tres distintas Administraciones de Estados Unidos, el aumento de las fuerzas estratégicas soviéticas durante los años setenta no tiene precedentes.La Administración Reagan llegó al poder en enero de 1981, dispuesta a mejorar la situación: negociar unos acuerdos verificables y equilibrados de control de armamento que llevaran a la reducción de los niveles de las armas nucleares en ambos lados y contribuyeran realmente a asegurar un equilibrio nuclear estable. El presidente Reagan ordenó inmediatamente una revisión de los resultados de las SALT y el estudio de fuerzas nucleares estratégicas. Como continuación de tal revisión, el presidente decidió dar un nuevo giro al curso de las negociaciones EE UU-Unión Soviética. En su discurso del 9 de mayo en el Eureka College anuncié la nueva postura de Estados Unidos. En vez de buscar un acuerdo que no haría más que codificar e influenciar marginalmente el aumento de las fuerzas estratégicas, Estados Unidos proponía unas reducciones reales, equitativas y verificables.

El 29 de junio, Estados Unidos y la Unión Soviética iniciaron en Ginebra las START (Conversaciones para la Reducción de Armas Estratégicas). La delegación de Estados Unidos, presidida por el embajador Edward Rowny, llevaba consigo la propuesta bosquejada por el presidente. Esta postura es arriesgada pero, al mismo tiempo, realista. Va apoyada por los objetivos de mejorar la disuasión y asegurar un equilibrio nuclear estable EE UU-Unión Soviética, con unos niveles de fuerzas considerablemente más bajos.

Favorecer a la URSS

El papel de las fuerzas estratégicas de EE UU es el de la disuasión ante un ataque dirigido contra Estados Unidos o sus aliados y mantener de esa forma la paz. Para tener éxito en la disuasión es necesario convencer al posible agresor de que el riesgo y coste potenciales de su agresión serán muy superiores al beneficio que puede esperar obtener. El equilibrio estratégico es, por tanto, un elemento básico para los cálculos de un potencial agresor de los beneficios y costes relativos de su acción.

El equilibrio estratégico no se basa en una mera evaluación numérica, sino en las capacidades, dominio y control de los sistemas, además de en la tendencia de las fuerzas. Al calcular el equilibrio, es también importante fijarse en factores cualitativos tales como la supervivencia de un determinado sistema (o a la inversa, su vulnerabilidad a un ataque de la otra parte) y su capacidad de alcanzar su objetivo contra unas defensas potenciales. Para la disuasión y el equilibrio se precisan unas fuerzas estratégicas que puedan sobrevivir a un primer golpe y responder adecuadamente contra una extensa serie de blancos.

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El tema es complejo, y los especialistas tienen diferentes puntos de vista e interpretaciones sobre el estado actual del equilibrio de las fuerzas nucleares y del significado de unas determinadas medidas de poder estratégico. Sin embargo, todos parecen estar de acuerdo en un punto esencial: los efectos combinados del cambio en el equilibrio estratégico durante los últimos quince años han favorecido a la Unión Soviética, en perjuicio de Estados Unidos. Especialmente la creciente vulnerabilidad de las bases terrestres de misiles intercontinentales proporciona a la Unión Soviética un imagen de superioridad en este área.

A mediados de los años sesenta -antes de comenzar las conversaciones SALT- Estados Unidos disponían de una superioridad indudable en fuerzas nucleares estratégicas. Estaban completando el despliegue de más de mil misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y 41 submarinos nucleares portadores de 656 misiles de lanzamiento submarino (SLBM). Aun cuando la Unión Soviética disponía de una fuerza considerable de ICBM, su número era mucho menor. Es más, la Armada soviética estaba todavía empezando a disponer de submarinos modernos portadores de misiles balísticos. En la categoría de bombarderos pesados, la fuerza de Estados Unidos de los B-52 era numéricamente varias veces mayor que la de Bear/Bison soviética, y en términos de capacidad todavía muy superior.

A mediados de 1972 -cuando se firmaron los acuerdos SALT I (el tratado de limitación de sistemas de misiles antibalísticos y el acuerdo provisional de armamento ofensivo estratégico) la Unión Soviética alcanzó a Estados Unidos en varios aspectos de la capacidad estratégica. Estados Unidos seguía manteniendo una ventaja significativa en bombarderos pesados, aun cuando esa ventaja se había reducido en cierto modo, debido a la jubilación de"los aviones de EE UU más viejos. La combinación de la ventaja numérica de la Unión Soviética en misiles balísticos y de la ventaja de Estados Unidos en bombarderos pesados suponía un cierto. equilibrio entre ambos lados con respecto a los vehículos nucleares estratégicos. Sin embargo, debido a su programa de proyectiles con cabeza múltiple inde pen dienteín ente dirigida (MIRV), Estados Unidos seguía manteniendo una ventaja sustancial en el número de cab ezas de inisiles balísticos, en relación de dos a uno, y en el total de armas estratégicas.

Desafortunadamente, los soviéticos no se conformaron con haber alcanzado un equilibrio aproximado y continuaron con su desarrollo masivo. Como resultado de eso, en la actualidad la Unión Soviética iguala o sobrepasa a Estados Unidos en la mayoría de los aspectos cuantitativos más importantes de capacidad estratégica. El número total de misiles balísticos soviéticos es aproximadamente de unos 2.350. Por otra parte, el total de EE UU se ha visto reducido a unos 1.600, debido a la jubilación de los viejos polaris. Los soviéticos han acortado distancias en cabezas de misiles balísticos y cada lado dispone ahora de unas 7.500 (por término medio, las cabezas soviéticas son más destructivas). En tanto que la fuerza de EE UU de B-52 ha ido envejeciendo y va disminuyendo en número, los soviéticos han introducido el bombardero Backfire. Así pues, en la actualidad ambas partes disponen del mismo número de bombarderos estratégicos.

Ya hemos expuesto el reforzamiento soviético y la erosión de la superioridad estratégica de EE UU. A finales de los años sesenta y principios, de los setenta, Estados Unidos tomó la, decisión consciente de permitir a la Unión Soviética alcanzar la igualdad en fuerzas estratégicas. El pensamiento estratégico americano había llegado a la conclusión de que el mantenimiento de la superioridad sería difícil y costosa y, en cualquier caso, no era necesario soportar una postura de defensa de EE UU basada en el objetivo de una guerra de disuasión. Es más, se creyó que la igualdad estratégica proporcionaría las bases para unas relaciones estables Este-Oeste. Así pues, Estados Unidos aceptaron tácitamente la paridad con la Unión Soviética.

Reforzamiento.

Objetivamente hablando, los soviéticos alcanzaron una cierta igualdad en fuerzas nucleares estratégicas en la primera mitad de los años setenta. Lo inquietante es que, durante toda la década, el reforzamiento soviético no ha dado muestras de disminuir, sino que continúa al mismo ritmo. Desde los años setenta hasta el presente, el programa estratégico soviético ha mostrado y sigue mostrando un impulso tremendo. Desde 1972 los soviéticos han introducido tres nuevos tipos de ICBM (los SS-17, SS-18 y SS-19, todos ellos con capacidad para portar MIRV), cuatro nuevos SLBM (los SS-N-8, SS-N-17, SS-N-18 y SS-N-20, los dos últimos con posibilidades para ser dotados de MIRV), tres tipos de submarinos para misiles balísticos Delta, el submarino Typhoon para misiles balísticos y el bombardero Backfire.

Durante el mismo período, desde los años setenta hasta ahora, Estados Unidos ejercitó un grado considerable de limitación unilateral. Una vez concluidos, en la primera Mitad de los setenta, los programas MIRV para el SIBM Poseidon y el Minuteman III. ICBM, Estados Unidos retrasó o conceló una serie de programas estratégicos. El programa de misiles Cruise fue recortado y pospuesto, al igual que la construcción del submarino lanzamisiles Ohio para los SLBM Trident. El desarrollo de los ICBM MX fue pospuesto y la Administración Carter decidió cancelar el programa de los bombarderos B-1. Los soviéticos no dieron señal alguna de tener intenciones de corresponder a está limitación.

Richard Burt es secretario de Estado adjunto para Asuntos Europeos. Antes de acceder a este cargo era periodista del New York Times, especialista en temas de seguridad y defensa.

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