SANIDAD

Celebradas las primeras jornadas de medicina comunitaria tras 2 años de trabajo experimental

La necesidad de encontrar otros indicadores, además de la morbilidad y la mortalidad, para establecer los niveles de salud, es una de las conclusiones obtenidas en las Primeras Jornadas de Medicina Comunitaria que se han celebrado en España después de dos años de trabajo experimental en este campo.Las jornadas han estado organizadas por el Centro Especial de Medicina Comunitaria de la residencia sanitaria Primero de Octubre, de la Seguridad Social, de Madrid, centro donde la Administración central ha iniciado este tipo de nueva atención sanitaria.

A las jornadas han asistido más de ...

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La necesidad de encontrar otros indicadores, además de la morbilidad y la mortalidad, para establecer los niveles de salud, es una de las conclusiones obtenidas en las Primeras Jornadas de Medicina Comunitaria que se han celebrado en España después de dos años de trabajo experimental en este campo.Las jornadas han estado organizadas por el Centro Especial de Medicina Comunitaria de la residencia sanitaria Primero de Octubre, de la Seguridad Social, de Madrid, centro donde la Administración central ha iniciado este tipo de nueva atención sanitaria.

A las jornadas han asistido más de trescientos profesionales de distintas disciplinas sanitarias y sociales, entre ellos grupos y personas procedentes de numerosos centros de las diversas regiones, en alguno de los cuales también se han llevado a cabo experiencias en medicina comunitaria o similares, como por ejemplo los Centros de Promoción de la Salud (CPS) de los ayuntamientos.

La medicina comunitaria se contempla como una aplicación multidisciplinar en los distintos niveles sanitarios, tanto en la atención primaria, como en la secundaria o en la hospitalaria. Y esta atención sobre la comunidad ha de hacerse en equipos integrados por profesionales de la sanidad y de las ciencias de la conducta.

En síntesis, las conclusiones, según las diferentes mesas de trabajo, son las siguientes:

En cuanto a formación, incluir nuevas áreas de conocimientos en la formación de los profesionales de la salud, que contemplen las ciencias de la conducta y den carácter de tipo pluridisciplinar a los equipos de trabajo.

En torno a la epidemiología se concluyó en señalar la necesidad de que la vigilancia epidemiológica se aplique en todos los niveles sanitarios con la creación de una unidad de este servicio en los centros asistenciales.

Asimismo, se destacó también la búsqueda de indicadores de salud distintos a los tradicionales de morbilidad y mortalidad. Tales nuevos indicadores habrán de ser, al igual que los tradicionales, cuantificables, y deben responder a manifestaciones sociales e individuales en orden distinto a los valores de enfermedad y muerte.

En el campo de la salud mental se planteó el hecho de que actualmente existe un debate abierto sobre si incorporar el equipo de salud mental en la atención primaria o bien situarlo como un sector específico. Se apuntó que, en cualquier caso, es conveniente no duplicar esfuerzos y utilizar al máximo los recursos existentes.

Los equipos de salud mental, en su formación, habrán de orientarse sobre tres rupturas, según otra de las conclusiones: con la medicina tradicional, con la psiquiatría convencional y con el propio equipo, para conseguir que se acepte el criterio de salud mental en la comunidad y que se modifique el tradicional criterio de salud/enfermedad.

Sobre la salud materno-infantil, se puso de relieve la actual falta de coordinación de los recursos existentes, que ha llevado en muchos casos a duplicidades de servicios. Y también la conveniencia de incorporar al actual modelo de tratamiento en este campo, considerado como excesivamente técnico, el aspecto comunitario.

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