Argelia cree haber ganado la batalla del gas tras obtener un "precio político" con Italia

La firma del acuerdo argelino-italiano sobre las exportaciones de gas natural tendrá una incidencia normal en las negociaciones en curso con otros clientes europeos y norteamericanos de esta materia energética, han señalado ayer fuentes del Ministerio argelino de Energía. Los citados medios estiman haber coronado con éxito la batalla del gas en virtud de una voluntad política que ha logrado rebasar la visión mercantil de las empresas interesadas. Por otro lado, fuentes madrileñas señalan que las negociaciones con Enagas se mantienen aún a nivel técnico y no hay ninguna reanudación.

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La firma del acuerdo argelino-italiano sobre las exportaciones de gas natural tendrá una incidencia normal en las negociaciones en curso con otros clientes europeos y norteamericanos de esta materia energética, han señalado ayer fuentes del Ministerio argelino de Energía. Los citados medios estiman haber coronado con éxito la batalla del gas en virtud de una voluntad política que ha logrado rebasar la visión mercantil de las empresas interesadas. Por otro lado, fuentes madrileñas señalan que las negociaciones con Enagas se mantienen aún a nivel técnico y no hay ninguna reanudación.

Los medios argelinos se muestran reacios a hablar de un precio político para sus contratos con Francia e Italia, en la medida en que los Gobiernos de estos dos países participan en la constitución de un precio de base a través de un fondo de financiación susceptible de ser recuperado en futuras negociaciones comerciales.En el caso de Francia, ese precio ha sido fijado en 5,10 dólares el millón de unidades térmicas de norma británica BTU, equivalentes a 293 kilovatios-hora, y en el acuerdo con Roma, aunque no se ha dado a conocer el precio en Argel, éste se sitúa en 4,41 dólares, según fuentes fidedignas, por debajo de los 4,50 dólares que solicitaba Argelia, aunque superior a los 3,75 que proponía abonar la firma italiana.

Los elementos de constitución del precio de base han venido siendo el caballo de batalla de los negociadores argelinos, a partir del deseo de alinear el precio del gas natural, licuado o no, con el del crudo de referencia utilizado por la OPEP en función de la paridad térmica.

La sustitución de un cesto de fueles, que había servido de base en la década de los años setenta, al comienzo de las exportaciones de gas argelino, por otro integrado por ocho crudos elegidos de común acuerdo con sus respectivos clientes, ha sido la fórmula que ha permitido despegar las negociaciones con Francia, Italia, Bélgica y Estados Unidos.

La revisión del precio relativo al contrato firmado por Enagas en agosto de 1975, con una validez de veintitrés años, parte, según los medios argelinos, de un acuerdo idéntico entre las dos partes en lo que se refiere a la sustitución del cesto de fueles ligeros y pesados por otro compuesto de crudos, pero difiere, según las mismas fuentes, en lo que atañe a una contribución financiera de carácter gubernamental, que vendría a engrosar el precio a cargo de la firma española. La parte argelina parece haber depositado su confianza en la eventualidad de un cambio político, que vendría a elevar el grado de confianza mutua.

Oficiosamente, la empresa estatal argelina Sonatrach había sugerido el año pasado, en conversaciones con medios de la oposición española, su disposición a situar en 4,75 dólares, en lugar de los cinco solicitados entonces a Enagas, el precio del millón de unidades BTU, así como aplazar por tres o cuatro años la fase de alineamiento sobre crudos. Esta postura, calificada entonces de política, se habría visto rebasada por la firma de los acuerdos con París y Roma. El contencioso con Enagas concierne, también, al volumen de exportaciones de gas natural licuado, que, a petición de la firma española, han sido reducidas de 4.500 millones de metros cúbicos anuales a un tope de 1.500 millones.

Argelia había mostrado su descontento con ocasión de la reciente visita del secretario de Estado para el Comercio Exterior, Agustín Hidalgo de Quintana, evocando dos posibilidades: el cumplimiento, por parte de Enagás, de sus cuotas de gas argelino o la eventualidad de una compensación financiera por parte del Gobierno español.

Por parte española se pone de relieve que, a pesar de las diferencias constatadas, no se puede calificar de grave el contencioso, en la medida en que el principio de una compensación va a ser sometido a estudio.

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