Cartas al director

Serpiente de verano

La tristemente famosa directora general de Medio Ambiente, María Teresa Estevan, más conocida como miss Harrisburg en medios ecologistas, posee el raro don de la inoportunidad. El que una tecnócrata, entendida por tal, persona del sexo femenino que reza a una pretendida objetividad científica y que usa la bendita tecnología de forma inescrutable y amoral, sea representante en este país de la administración medioambiental no es mayor paradoja que la de que el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona) esté más al servicio de los pinillos de la industria papelera que d...

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La tristemente famosa directora general de Medio Ambiente, María Teresa Estevan, más conocida como miss Harrisburg en medios ecologistas, posee el raro don de la inoportunidad. El que una tecnócrata, entendida por tal, persona del sexo femenino que reza a una pretendida objetividad científica y que usa la bendita tecnología de forma inescrutable y amoral, sea representante en este país de la administración medioambiental no es mayor paradoja que la de que el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona) esté más al servicio de los pinillos de la industria papelera que de los roble dales centenarios. Para mantener en vilo su citada fama, ahora se descuelga con unas declaraciones (EL PAIS del 27 de agosto de 1982), cuanto menos cabreantes: así, el vertido de 10.000 toneladas de residuos nucleares frente a las, costas gallegas es una serpiente de verano; "buscamos (-los ecologistas-) problemas donde no los hay", etcétera. ¡Bendita señora! Esperemos que la próxima victoria socialista tenga al menos el saludable efecto de dimitirla para bien del país./

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