Cartas al director

Tratamiento de cálculos renales

Sin pie de firma y bajo el título Un método alemán mediante ondas de choque revoluciona el tratamiento de cálculos renales, aparece en las páginas 26 y 27, y en la sección correspondiente a Ciencia de la edición de EL PAIS del domingo 27 de junio, un amplio artículo con una fotografía que ilustra la colocación de un paciente momentos antes de ser sumergido en una bañera especial y, junto a ella, parte del sofisticado material con que está equipado el quirófano en donde se practica dicho método terapéutico. El contenido del citado artículo toca, en líneas generales, los puntos principale...

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Sin pie de firma y bajo el título Un método alemán mediante ondas de choque revoluciona el tratamiento de cálculos renales, aparece en las páginas 26 y 27, y en la sección correspondiente a Ciencia de la edición de EL PAIS del domingo 27 de junio, un amplio artículo con una fotografía que ilustra la colocación de un paciente momentos antes de ser sumergido en una bañera especial y, junto a ella, parte del sofisticado material con que está equipado el quirófano en donde se practica dicho método terapéutico. El contenido del citado artículo toca, en líneas generales, los puntos principales en los que se basa la citada técnica, así como el modus operandi y la experiencia clínica hasta el momento obtenida por el servicio de urología y grupo de investigadores del hospital clínico de la Universidad de Munich. Ahora bien, a nuestro juicio, el artículo citado requiere algunas aclaraciones y/o puntualizaciones que indudablemente interesarán conocer a los muchos lectores de EL PAIS y, especialmente, a los pacientes españoles afectados de cálculos renales.1. En la actualidad, las indicaciones terapéuticas de la citada técnica son muy precisas y concisas, tanto es así que los pacientes seleccionados por el citado grupo no pasan del 60% del total de los pacientes que presentan cálculos renales. Mas aún, la citada técnica está contraindicada en aquellas personas con cálculos enclavados en el uréter y también en aquellos otros cálculos grandes como los llamados en asta de ciervo, o en los cálculos enclavados en un cáliz, o en cálculos renales y obstrucción ureteropiélica concomitante.

2. Los resultados obtenidos a corto plazo (entre un año y dos años de evolución) son hasta el momento muy satisfactorios. Áhora bien, ¿que va a ocurrir a estos pacientes dentro de cinco, diez o doce años? Nadie lo sabe, y solamente el tiempo lo descubrirá. Por mi parte, y sin negarle en nada el mérito y las posibilidades que la citada técnica tiene, creo que las recidivas de cálculos renales en los pacientes así tratados será muy parecida a las recidivas obtenidas después de la cirugía por litiasis renal bien practicada.

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3. A nuestro juicio, la indicación principal de esta nobel técnica incruenta está en aquellos pacientes que han sido operados y, a veces reoperados, por cálculos renales y vuelven con una recidiva (formación de un nuevo cálculo) y, especialmente, en pacientes con un solo riñón. En estos casos, y si el cálculo está perfectamente ubicado en la pelvis renal, tiene un tamaño no mayor de 3 cm. y reúne las condiciones sine qua non estipuladas por el grupo de investigadores del citado hospital de Munich, no cabe duda que la revolucionaría técnica, por lo que he visto personalmente, supera con creces a las posibilidades quirúrgicas actuales.

Resumiendo, la citada técnica alemana de desintegración de cálculos renales mediante el empleo de ondas choque de alta energía es un método nobel e incruento que requiere una tecnología muy cara, compleja y de alta sofisticación, la que, a nuestro juicio, ocupará indudablemente: un lugar muy importante dentro del tratamiento de los cálculos renales, pero sin olvidar el hecho de que todavía está en período de ensayo clínico y, por supuesto, sus resultados a medio y largo plazo se desconocen todavía. / Catedrático y jefe del servicio de Urología del hospital clínico de San Carlos.

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