La guerra en el Atlántico sur

Londres asegura que el desastre de Fitzroy no retrasará la operación final contra Puerto Stanley

De "trágicas" calificó ayer el ministro de Defensa británico, John Nott, las bajas británicas en el ataque aéreo argentino del martes contra Fitzroy. Nott se negó a concretar cifras por razones técnicas y por no favorecer al enemigo, pero se teme que las bajas se cuenten en varias decenas. Aseguró que este desastre no retrasaría la operación final contra Puerto Stanley (Puerto Argentino, capital de las islas Malvinas) y habló de "una nueva victoria muy pronto".

Algunos elementos de la V Brigada de Infantería, dado el mal tiempo que impedía el vuelo seguro de los helicópteros, habían sid...

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De "trágicas" calificó ayer el ministro de Defensa británico, John Nott, las bajas británicas en el ataque aéreo argentino del martes contra Fitzroy. Nott se negó a concretar cifras por razones técnicas y por no favorecer al enemigo, pero se teme que las bajas se cuenten en varias decenas. Aseguró que este desastre no retrasaría la operación final contra Puerto Stanley (Puerto Argentino, capital de las islas Malvinas) y habló de "una nueva victoria muy pronto".

Algunos elementos de la V Brigada de Infantería, dado el mal tiempo que impedía el vuelo seguro de los helicópteros, habían sido trasladados por barco desde la cabeza de puente de San Carlos a Fitzroy y Bluff Cove, aldeas a una veintena de kilómetros al suroeste de la capital. La mayoría había desembarcado, aseguró Nott, cuando tras una brusca mejoría del tiempo llegó la incursión aérea argentina. Los buques logísticos Sir Tristram y Sir Galahad -de 4.500 toneladas- fueron alcanzados en el estuario de Fitzroy.El primero, según la versión de Nott, había llevado a tierra ya a la mayor parte de su material y hombres, y éstos pueden llevar hasta unos setecientos soldados a bordo. Sir Galahad se convirtió en un infierno de llamas, con muchos hombres y municiones a bordo y, según informaciones no confirmadas, se hundió. La cadena independiente de televisión informó que 39 de los sesenta miembros de su tripulación -sin contar las tropas que transportaba- habrían muerto o desaparecido.

El portavoz del Ministerio de Defensa lan McDonald señaló que tardaría cuatro o cinco días en saberse el número completo de bajas, pues los rescatados habían sido dispersados en otros buques y unidades. Rechazó, sin embargo, antes de la declaración de Nott, que el retraso estuviera destinado a negar información útil al enemigo. ¿Quiere Nott esperar a anunciar las bajas junto a la toma de Puerto Stanley?

Para Nott, las pérdidas no habían alterado los planes de la campaña, pues -en contra de lo que se especulaba ayer en la Prensa- el material bélico que se había ido a pique había sido ya reemplazado. ¿Si sabía esto, como se preguntaron numerosos periodistas y diputados, cómo es que no sabía el número de bajas? Las protestas contra el Ministerio de Defensa por parte de periódicos y corresponsales de guerra se han multiplicado. La censura está a la orden del día. Algunos de estos corresponsales ya no pueden comunicar con sus diarios. Pero lo que es peor, miles de familiares de los soldados implicados esperaban noticias, ansiosos.

Nott reveló que la fragata Plymouth había sido atacada el martes por la aviación argentina en el estrecho de San Carlos, pero seguía operativa, con tan sólo cinco miembros de su tripulación heridos. Nott añadió que "en otro incidente", una lancha de desembarco -del buque de asalto Fearless, según otras fuentes- había sido también atacada por los argentinos, muriendo seis hombres en la operación. La lancha había sido alcanzada por un cohete.

El lugar de este ataque, en el que los aviones Harrier derribaron a cuatro cazabombarderos argentinos, no fue revelado. Se supone que se trataba de un desembarco en algún otro lugar, sugiriendo así que el asalto contra Puerto Stanley era inminente, si no había comenzado ya. En su declaración en la Cámara de los Comunes, Nott se refirió a "una nueva victoria muy pronto". El ministro de Defensa aseguró que las tropas británicas están "en control de las alturas en un arco que rodea a la ciudad de Stanley".

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William Whitelaw, viceprimer ministro, aseguró ayer que no son motivos políticos los que han frenado el asalto final. Negó que el Reino Unido buscara una "rendición incondicional" de las tropas argentinas. "Pueden retirarse en buen orden cuando lo deseen", señaló. Calificó de "impensable" la sugerencia de negociar con los argentinos a estas alturas, a pesar de la insistencia de los laboristas de volver a plantear el conflicto en el marco de la ONU.

Por su parte, la primera ministra Margaret Thatcher, en unas declaraciones a la cadena CBS de televisión norteamericana, había afirmado la víspera la necesidad de ampliar la pista de aterrizaje de Puerto Stanley, de defenderla, de instalar cazas y bombarderos y de mantener submarinos en la zona. Se trata sencillamente de convertirla en una base. "Tenemos una Organización del Tratado del Atlántico Norte, pero el Atlántico sur es también muy importante y cubre la ruta estratégica al sur del cabo de Hornos", aseguró Thatcher.

Justificando su postura, Thatcher mantuvo que la distancia de un territorio no afecta automáticamente a su soberanía, citando el caso de Venezuela y Trinidad. "Cuba está más cerca de EE UU que las Falklands de Argentina".

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