La Filmoteca Nacional revisa esta semana el humor y el fútbol del cine español

Dentro del ciclo que la Filmoteca Nacional viene dedicando en Madrid a la productora Cifesa se proyecta esta tarde Los cuatro robinsones, de Eduardo García Maroto, un realizador de trayectoria desigual pero que logró, con intermitencia, curiosos resultados en el terreno de la comedia.

Baste recordar en este sentido, su adaptación de los guiones que Miguel Mihura escribió en los años anteriores a la guerra en los que ironizaba sobre algunos géneros cinematográficos (de terror, de aventuras, de policías y ladrones), actitud que García Maroto repitió por su cuenta una década después en la ...

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Dentro del ciclo que la Filmoteca Nacional viene dedicando en Madrid a la productora Cifesa se proyecta esta tarde Los cuatro robinsones, de Eduardo García Maroto, un realizador de trayectoria desigual pero que logró, con intermitencia, curiosos resultados en el terreno de la comedia.

Baste recordar en este sentido, su adaptación de los guiones que Miguel Mihura escribió en los años anteriores a la guerra en los que ironizaba sobre algunos géneros cinematográficos (de terror, de aventuras, de policías y ladrones), actitud que García Maroto repitió por su cuenta una década después en la insólita Tres eran tres.Los cuatro Robinsones se realizó al filo de 1939 cuando las nuevas consignas no habían convertido aún en doctrinario todo el cine español. La aventura de cuatro hombres ricos que fingen un viaje para liberarse provisionalmente de sus familias, tiene lógicamente un final ejemplar, pero apunta también una picaresca que el cine español había desarrollado con imaginación en algunas películas republicanas. El nuevo régimen obligó a los protagonistas cinematográficos a ser, ante todo, héroes; García Maroto no realizó ninguna película histórica pero tampoco se sustrajo al nuevo clima político. La comedia fue el desahogo de muchos directores (los más ignorados hoy) y en él encontraron sus mejores aciertos.

Junto con esta película, que contará con la presencia de su director Eduardo G. Morato se proyecta Feria en Sevilla, de Rafael Gil (1940). Mañana está programada La Dolores, de Florián Rey (1940), interpretada por Conchita Piquer y Manuel Luna, y el viernes España heroica, de Joaquín Reig Gosálvez (1938), película coproducida entre la, por aquel entonces, enigmática firma alemana Hispano Film Produktion, Cifesa y el franquista Servicio Nacional de Cinematografía.

La Filmoteca Nacional acompaña este ciclo con la revisión de un buen número de películas deportivas donde la comedia y el melodrama apoyaban el entusiasmo popular por el fútbol. De cara a los mundiales, estos títulos vienen a recordamos cómo la tarde de los domingos acabaron también concitando la consigna patriótica que anegaba todo el cine español. Kubala sirvió para prolongar el inevitable cine anticomunista, las peripecias de Gorostiza y Quincoces, para demostrar que el alcohol no es bueno para la salud, y Di Stefano para convencernos de que la caridad puede regenerar a los pobres del suburbio. Los partidos de fútbol eran el principal espectáculo de estas películas, pero tanto su trasfondo moralista como su obvio oportunismo coincidían con el cine español que desde los años cuarenta comenzó a fabricarse en serie.

El ciclo Fútbol y Cine comienza hoy con ¡Campeones!, de Ramón Torrado (1942) e interpretada por Luchy Soto, Ricardo Zamora, Gorostiza y Quincoces. Durante la semana están programadas Los de la furia, documental realizado por NO-DO en 1962, que recoge veinte años de la Selección Española de Fútbol; Una copa para la gloria, de Samuelson, realizada una año después sobre el Campeonato Mundial de Fútbol de Alemania, 1974; Saeta rubia, de Setó (1956) e interpretada por Di Stéfano; Historia de cinco copas, de Matías Prats (1963), en la que se recoge una recopilación de archivo en torno a la historia del Real Madrid C.F.; Cruyff, el profeta del gol, de Sandro Ciotti (1975) e interpretada por el futbolista holandés; Los ases buscan la paz, de Ruiz Castillo (1954), con Ladislao Kubala e Irán Eory; y Once pares de botas, de Rovira Beleta (1954), con José Suárez, Ramallets y Samitier.

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