La guerra en el Atlántico sur

Tontos inútiles

Carlos Gómez Centurión, embajador argentino en Lisboa, está convencido de que sus declaraciones le pueden costar el cargo que ocupa hace cinco meses: "No me importa", dice, no soy diplomático de carrera, soy ingeniero, empresario. Quiero volver a mi país porque sé que Argentina va a conocer momentos muy difíciles. Soy un ciudadano argentino que no puede callarse delante de lo que juzga ser la verdad: hemos sido una vez más los tontos útiles. Hemos hecho la guerra que los británicos han provocado y que Estados Unidos quería"."En 1990, Estados Unidos va a perder definitivamente el control del c...

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Carlos Gómez Centurión, embajador argentino en Lisboa, está convencido de que sus declaraciones le pueden costar el cargo que ocupa hace cinco meses: "No me importa", dice, no soy diplomático de carrera, soy ingeniero, empresario. Quiero volver a mi país porque sé que Argentina va a conocer momentos muy difíciles. Soy un ciudadano argentino que no puede callarse delante de lo que juzga ser la verdad: hemos sido una vez más los tontos útiles. Hemos hecho la guerra que los británicos han provocado y que Estados Unidos quería"."En 1990, Estados Unidos va a perder definitivamente el control del canal de Panamá. Están preocupados con el Atlántico sur, y quieren asegurar la vía marítima por el sur del continente americano. Después de esta guerra, los británicos estarán encantados de evacuar las Malvinas y estarán las condiciones creadas para que los americanos se instalen para siempre. Porque en el fondo, no confían en nosotros ni en ninguno de los países, latinoamericanos. Saben que nuestras relaciones, con altibajos, son siempre difíciles. No quieren depender de nosotros para nada, y aunque nos consideran aliados, lo somos de segunda".

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