SEPTIMA CORRIDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO

Cartel de clase media

Es preciso llegar a la conclusión de que los carteles taurinos ejercen una atracción concreta sobre determinados estratos de la corteza social. Cuando actúa Curro Romero, por ejemplo, los aparcamientos de la plaza se pueblan de haigas, las barreras de alpacas y sedas, las comisuras de los labios masculinos de Davidov. Es la ocasión para los ricos-ricos.Si oficia Paquirri, hay menos autos de importación, más ropa estándar y el aire huele a una mezcla de habano y de canario.

Pero cuando torean gentes como Dámaso González o Campuzano, que ha sido pastor, la clase media...

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Es preciso llegar a la conclusión de que los carteles taurinos ejercen una atracción concreta sobre determinados estratos de la corteza social. Cuando actúa Curro Romero, por ejemplo, los aparcamientos de la plaza se pueblan de haigas, las barreras de alpacas y sedas, las comisuras de los labios masculinos de Davidov. Es la ocasión para los ricos-ricos.Si oficia Paquirri, hay menos autos de importación, más ropa estándar y el aire huele a una mezcla de habano y de canario.

Pero cuando torean gentes como Dámaso González o Campuzano, que ha sido pastor, la clase media domina el escenario. Los tendidos de sol se abarrotan, Se usan más botas de vino y más hogazas de pan, y se ve más gente de fuera, que ha hecho el esfuercillo de gastarse los duros en Madrid. Incluso los reventas se permiten el lujo de guardarse para sí una barrera, como hizo ayer, uno famoso, El Maño, reinando desde el ocho.

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Cuando las hembras acuden a ver a sus mozos sobre la arena

Victorino Martín concita las atenciones de muchos, (incluídas las del actualmente conocido abogado Angel López Montero), cerca del bar del desolladero. No se quiere comprometer sobre la especulada presencia de su ganadería en la corrida de la Beneficencia. Hace un gesto ambiguo con los hombros y explica que la empresa tiene la palabra; él ha puesto ya sus condiciones.

La Pantoja no estuvo el miércoles a ver cómo Paquirri se llevaba los cuatro millones que dicen que se lleva. Ayer sí estaba, en cambio, Carmina Ordóñez, vestida de rosa, en una contrabarrera del uno. Al otro lado, en el ocho, La Polaca.

Emiliano Rodríguez, ex jugador de baloncesto, se deja ver vestido de ministro, (es natural; para algo es diputado provincial). Lolo Sainz, compañero de Emiliano y entrenador del Real Madrid contempla el festejo menos preocupado por la indumentaria.

Quien realmente va de dulce es el mozo de espadas de José María Manzanares. ¡Qué barbaridad!. ¡Cómo han cambiado los tiempos!. Antes, un mozo de espadas debía calzar alpargata y, como mucho, permitíasele el lujo de la camisa blanca. Ahora llevan traje de briIlo, zapatos de tafilete y corbatas con prendendor.

Y hoy, confirmación de la alternativa de El Soro. Valencia no es habitual productora de toreros de fama, (de banderilleros sí; de allí son casi todos los buenos). Como este parece que apunta maneras, la gente le espera con cierta expectación.

Para empezar, sería muy de agradecer que repitiera en Madrid lo que hizo en las Fallas: ir a la corrida en calesa, con su cuadrilla detrás en otra y los picadores, a caballo, como Dios manda.

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