Editorial:

Leves esperanzas para octubre

REAGAN HABIA prometido a sus aliados europeos -principalmente a Francia y a la República Federal de Alemania- una entrevista personal con Breznev para tratar de acabar con las tensiones mundiales o, por lo menos, para regresar al estado de coexistencia anterior. Estaba prevista para primeros de año; se dejó para junio -coincidiendo con una reunión de la Asamblea General de la ONU, a la que asistiría Breznev- y ahora se señala en octubre. No es ajena a este nuevo retraso la crisis de las Malvinas. Reagan querría ver el comportamiento de la URSS en este asunto -como doctrina, la URSS está al lad...

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REAGAN HABIA prometido a sus aliados europeos -principalmente a Francia y a la República Federal de Alemania- una entrevista personal con Breznev para tratar de acabar con las tensiones mundiales o, por lo menos, para regresar al estado de coexistencia anterior. Estaba prevista para primeros de año; se dejó para junio -coincidiendo con una reunión de la Asamblea General de la ONU, a la que asistiría Breznev- y ahora se señala en octubre. No es ajena a este nuevo retraso la crisis de las Malvinas. Reagan querría ver el comportamiento de la URSS en este asunto -como doctrina, la URSS está al lado de Argentina; en la práctica, no se sabe aún que esté interviniendo-, y además no le interesa negociar con su adversario cuando, por esa crisis, Occidente se encuentra debilitado y Estados Unidos pasa por un momento amargo al tener que definirse y optar por el Reino Unido frente a Argentina. Una quizá inevitable, pero trágica, postura que perjudica aún más su imagen en Latinoamérica y en el Tercer Mundo. Reagan trata de que -la negociación con Breznev abarque el mayor número posible de temas concretos. Su doctrina es que la coexistencia "no es divisible" y que la primordial negociación de desarme no puede tratarse aisladamente, sirio en relación con los problemas más candentes. Reagan tiene la idea de que la URSS está tras todos los problemas que e preocupan: la influencia en Asia por la vía de la península indochina y por Afganistán, su penetración en la zona del Oriente mediterráneo por medio de otros países -Siria, Libia-, y en Latinoamérica, por los revolucionarismos en los países centrales del continente. El tema polaco, el de los pacifismos crecientes en Europa, le parecen todos cuestión de la URSS. Reagan querría obtener de la URSS, en las negociaciones previas y en la conversación, una especie de retirada global para poder entenderse después acerca del desarme. No le va a ser fácil, entre otras cosas, porque la URSS no tiene hoy la capacidad de contener ciertos movimientos que la desbordan: el recrudecimiento del islamismo, el nuevo nácionalismo latinoamericano, las revoluciones de respuesta a situaciones sociales y políticas insostenibles escapan de sus poderes. La URSS considera además que esos mismos conflictos están creados por la propia actitud de Estados Unidos y, que su intervención es patente. No hace, empero, un gran hincapié en que se negocie tema por tema; lo que considera esencial es el cese de lo que piensa es un cerco a la propia URSS: un cerco de armas y de fronteras hostiles.No parece que de la entrevista entre Breznev y Reagan en octubre -si llega a producirse- vayan a salir. acuerdos trascendentales. Reagan tiene, sin embargo, que calmar la ola de pacifismo mundial -le esperan manifestaciones y actos pacifistas cuando venga a Europa en junio-, que está prendiendo seriamente en Estados Unidos. Y para la URSS es fundamental conseguir cualquier clase de acuerdo. Pero nadie, a la postre, puede prever cómo estará el mundo en el mes de octubre, si como las circunstancias de entonces pesarán sobre la negociación en un sentido o en otro.

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