Las elecciones en El Salvador

Los democristianos tienden la mano a sus más enconados rivales

La Democracia Cristiana (DC) salvadoreña tendrá que compartir el poder con el Partido de Conciliación Nacional (PCN) para alcanzar la mayoría en la nueva Asamblea Constituyente. No le bastan los dos o tres escaños que pueda sacar Acción Democrática, un partido de centroderecha no vinculado a la represión, y parece impensable una alianza con la ultraderechista ARENA.El presidente de la DC, Julio Rey Prendes, ya tendió su mano, en la madrugada de ayer, a quienes han sido sus enconados contendientes durante la campaña. Del PCN dijo que durante sus dieciocho años de gobierno había sido un conglome...

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La Democracia Cristiana (DC) salvadoreña tendrá que compartir el poder con el Partido de Conciliación Nacional (PCN) para alcanzar la mayoría en la nueva Asamblea Constituyente. No le bastan los dos o tres escaños que pueda sacar Acción Democrática, un partido de centroderecha no vinculado a la represión, y parece impensable una alianza con la ultraderechista ARENA.El presidente de la DC, Julio Rey Prendes, ya tendió su mano, en la madrugada de ayer, a quienes han sido sus enconados contendientes durante la campaña. Del PCN dijo que durante sus dieciocho años de gobierno había sido un conglomerado político que daba cabida desde la extrema derecha hasta el centro, pero que en la nueva situación sus peores elementos habían sido absorbidos por ARENA, para quedarse con dirigentes valiosos que han presentado un programa de tipo populista y con los que cabe algún entendimiento.

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En las primeras horas poselectorales destaca la moderación del ex mayor Roberto d'Aubuisson, que ha admitido el triunfo de los democristianos sin el consabido recurso al fraude.

El mismo hombre que no cesó de insultar a Duarte y a sus seguidores a lo largo de dos meses de campaña civilizó ayer su discurso para pedir un Gobierno de unidad nacional que permita salvar a su país de una bancarrota económica que, a su juicio, llegará en otro caso dentro de un plazo máximo de cuatro meses.

D'Aubuisson reclama la cuota de poder que corresponde a sus diecisiete diputados en una Asamblea de sesenta. En el colmo de los virajes ideológicos, proclama que la Aamblea Constituyente debe reorientar las reformas sociales instrumentadas por la Junta, pero sin dar marcha atrás a la reforma agraria o a nacionalizaciones de la banca y el comercio exterior.

Anunció que su partido presentará un proyecto de amnistía para que "la guerrilla sepa a qué atenerse", aunque se pronunció en contra de cualquier negociación. Rechazó la expresión de "exterminar a la guerrilla", para sustituirla por una "expulsión de la invasión castrosoviética".

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Unicamente se mostró contrario a que la Asamblea ratifique en su cargo de presidente a José Napoleón Duarte, de quien dijo que serviría mejor al país fuera de él, por su buena imagen internacional.

Se negó a admitir que una posible presencia de ARENA en el Gobierno forzara a los norteamericanos a retirar su ayuda económica.

Como prueba de ello, el ex mayor acababa de sostener en el hotel Camino Real, como si se tratara de que lo supiera la Prensa, una reunión informal con el embajador Deane Hinton.

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