Crítica:

De la Castilla de Machado a la Viena de los Esterhazy

Misa "in temore belli", de HaydnObras de Jesús Arámbarri y Alberto Ginastera. Orquesta y Coro Nacionales. Solistas: Angeles Domínguez, arpa; Luis Elizalde, órgano; Paloma P. Iñigo, soprano; María Aragón, "mezzo"; Tomás Cabrera, tenor, y Manuel Bermúdez, bajo. Director del Coro: Enrique Ribó.

Director: Antoni Ros Marbá.

Teatro Real. 12, 13 y 14 de marzo.

Todo el programa de la Orquesta Nacional, dirigido por Antoni Ros Marbá, ofrecía interés. Teníamos ocasión de recordar a una figura clave en nuestra música contem poránea como fue el director Jesús Arambarri. ...

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Misa "in temore belli", de HaydnObras de Jesús Arámbarri y Alberto Ginastera. Orquesta y Coro Nacionales. Solistas: Angeles Domínguez, arpa; Luis Elizalde, órgano; Paloma P. Iñigo, soprano; María Aragón, "mezzo"; Tomás Cabrera, tenor, y Manuel Bermúdez, bajo. Director del Coro: Enrique Ribó.

Director: Antoni Ros Marbá.

Teatro Real. 12, 13 y 14 de marzo.

Todo el programa de la Orquesta Nacional, dirigido por Antoni Ros Marbá, ofrecía interés. Teníamos ocasión de recordar a una figura clave en nuestra música contem poránea como fue el director Jesús Arambarri. Si la recta personalidad del maestro vasco quizá no quede bien representada en su poema Castilla (sobre los versos de Manuel Machado), no obstante la buena factura instrumental y co ral, sí merecía por parte del autor de las "notas al programa" (compositor y director como Arámbarri) un más expresivo comentario. Pienso que al programar Castilla no sólo se ha querido reponer una partitura, sino, en igual medida por lo menos, evocar una figura a la que deben no pocos servicios la música y los músicos españoles. La versión de Castilla dada por Ros Marbá, la Orquesta y Coro Nacionales fue sobria, plástica y cinemática, como requieren los pentagramas de Arámbarri.

El Concierto para arpa y orquesta, anterior a las últimas evoluciones estilísticas de Alberto Ginastera, es obra bien escrita y de gran atractívo en cuyo total se diluye la sustancia popularista que la anima. Escrito en 1956, la coloreada arquitectura del primer movimiento contrasta con la lírica nocturnidad del segundo, tras el cual el maestro argentino ensaya nuevas experiencias basadas en ritmos de danza tradicional.

La solista de la Nacional, Angeles Domínguez, tocó la difícil parte de arpa con refinamiento de criterio y pulcritud de juego. Su sonido, como su fraseo, es ágil y elegante y todo su comportamiento fue el de una consumada concertista. Con razón escuchó largas ovaciones, compartidas con el director y a las que se sumaron sus compañeros de la ONE.

En fin, Antonio Ros Marbá, al frente de las formaciones nacionales y con la colaboración de los solistas Paloma Pérez Iñigo, María Aragón, Tomás Cabrera y Manuel Bermúdez, más la aportación del organista Luis Elizalde, dieron una sencilla y concentrada lectura de la Misa in tempore belli, de Haydn. No todo el cuarteto trabajó a igual nivel, pues el bajo me parece que no tuvo su día y brilló a menos altura que la soprano, de tan bien timbrada voz y bello estilo. Cantó el Coro con afinación y bien cohesionado (preparado por su nuevo director Enrique Ribó) y se produjo la orquesta, en general, con adecuación al estilo clásico vienés del que la Misa es estupenda representación. Todos los intérpretes y, de modo especial, Antoni Ros Marbá, recogieron muchas ovaciones.

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