Gabriel de la Casa en una corrida para hacer penitencia

Era sábado de cuaresma y Gabrielito de la Casa quiso que los aficionados hicieran penitencia. Muy grandes han debido de ser los pecados de la afición, porque la penitencia resultó peor que esas de cilicio y zurriagazo en las espaldas.El castigo ha consistido en salir a hacer siete interminables faenas, siete, compuestas por muletazos alternados con la derecha y la izquierda, todos al hilo del pitón, con la pierna de salida bien oculta y con el alivio de ofrecer el pico de la muleta. De vez en cuando, un niolinete o una espaldina para que no se diga que el muchacho no tiene variedad. Y todo fre...

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Era sábado de cuaresma y Gabrielito de la Casa quiso que los aficionados hicieran penitencia. Muy grandes han debido de ser los pecados de la afición, porque la penitencia resultó peor que esas de cilicio y zurriagazo en las espaldas.El castigo ha consistido en salir a hacer siete interminables faenas, siete, compuestas por muletazos alternados con la derecha y la izquierda, todos al hilo del pitón, con la pierna de salida bien oculta y con el alivio de ofrecer el pico de la muleta. De vez en cuando, un niolinete o una espaldina para que no se diga que el muchacho no tiene variedad. Y todo frente a unos toritos inofensivos, de escasos pitories y más escasas fuerzas, hasta el punto de que el cuarto y el sexto estuvieron más tiempo en el suelo que de pie.

Plaza de San Sebastián de los Reyes

6 de marzo. Toros de Atanasio Fernández, Francisco Galache, Amelia Pérez Tabernero, Alipio Pérez Tabernero, El Campillo, Matías Bernardos y un sobrero de Francisco Galache. Todos chicos, fIojos y manejables. Gabriel de la Casa: dos orejas. Oreja protestada. Palinas. Oreja protestada. Silencio. Silencio. Dos orejas y rabo.

Faenas soporíferas

Como el castigo de torear seis toros con el mismo modelo de faena debió parecerle escaso, procuró que éstas fueran largas, casi interminables. En el tercero, en el cuarto y en el sexto se pasó de los diez minutos reglamentarios, sin que el presidente ordenara los toques de clarín para recordarle el tiempo. Y, al final, tras dos horas de soporífera actuación, en sádico alarde, pidió el sobrero, cuando los aficionados ya se habían ido, ahítos de derechazos. Sólo quedaban en la plaza sus peñas y el dadivoso presidente, y, entre unos y otro, le dieron todos los trofeos. Gabriel de la Casa hizo ayer su presentación en San Sebastián de los Reyes.

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