Los Secretos: la madurez de un grupo

Los Secretos, que comenzaron siendo el grupo más netamente pop surgido en el Madrid del movimiento y el despestar, se presentaron los pisados viernes y sábado en la sala madrileña Rock Ola. En su tiempo fueron acusados de blandos, de tiernos, de pulcros hijos de familia. Luego sacaron un elepé que, pasando de lo anterior, vino a constituir una de las demostraciones más acabadas de que lo cocido en la capital podía ser válido en otros lugares.Hacía tiempo que no se presentaban en Madrid y la expectación despertada por sus actuaciones se reflejó en el crudo hecho de que una enorme cantida...

Los Secretos, que comenzaron siendo el grupo más netamente pop surgido en el Madrid del movimiento y el despestar, se presentaron los pisados viernes y sábado en la sala madrileña Rock Ola. En su tiempo fueron acusados de blandos, de tiernos, de pulcros hijos de familia. Luego sacaron un elepé que, pasando de lo anterior, vino a constituir una de las demostraciones más acabadas de que lo cocido en la capital podía ser válido en otros lugares.Hacía tiempo que no se presentaban en Madrid y la expectación despertada por sus actuaciones se reflejó en el crudo hecho de que una enorme cantidad de gente se quedara al relente y sin posibilidad de verles. El concierto en sí fue importante. Su estilo vocal e instrumental y las nuevas canciones que presentaron son tan pop como antes, pero hay cambios. Para empezar, instalaron un equipo de sonido repartido por toda la sala que convertía su trabajo en una agresión de sonido que gracias a lo claro, preciso e intencionado de los arreglos resultaba impresionante. Los Secretos pueden no ser el grupo más esnob de Madrid, pero responde con rara perfección a unas expectativas muy legales por parte del público: música amable y sentimental.

Es necesario afirmar en seguida que los Secretos resultan en este momento tan convincentes que toda posible crítica debe partir de sus mismas intenciones.