Crítica:MUSICA CLASICA

El criterio plástico y vivaz de Gómez Martínez

Obras de Brahms y Sibelius.Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE. Director: M. A. Gómez Martínez. Director del Coro: A. Blancafort.

Teatro Real. 6 de febrero.

El segundo programa dirigido a la Orquesta y Coro de RTVE por Miguel Angel Gómez Martínez estaba tan bien confeccionado como lleno de atractivo: tres piezas sinfónico-corales de Brahms, en la primera parte; la segunda sinfonía, de Sibellus, en la segunda.

Si con la obra del finlandés -de quien esta semana ha interpretado la Nacional la primera sinfonía-, Gómez Martínez consiguió el mayor éxito, n...

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Obras de Brahms y Sibelius.Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE. Director: M. A. Gómez Martínez. Director del Coro: A. Blancafort.

Teatro Real. 6 de febrero.

El segundo programa dirigido a la Orquesta y Coro de RTVE por Miguel Angel Gómez Martínez estaba tan bien confeccionado como lleno de atractivo: tres piezas sinfónico-corales de Brahms, en la primera parte; la segunda sinfonía, de Sibellus, en la segunda.

Si con la obra del finlandés -de quien esta semana ha interpretado la Nacional la primera sinfonía-, Gómez Martínez consiguió el mayor éxito, no cabe duda que la gran belleza estaba en la primera parte: Canto del destino, sobre Hólderlin; Nänie, sobre Schiller, y Canto de las parcas, sobre Groethe.

El Brahms coral es poco freu do entre nosotros, si se exceptúa el Réquiem alemán y la Rapsodia para contralto, coro de hombres y orquesta, sobre versos de Goethe. En los conciertos de RTVE se dio una vez el Canto del destino pero era primera audición en estas series Nänie y el Canto de las parcas.

Las tres obras son vistas como una suerte de tríptico por Claude Rostand gracias a la intencionalidad sentimental, la inspiración en el pensamiento antiguo y el tema central bien caracterizado del mundo romántico: el destino. Pero Brahms no sólo interpreta intenciones sino textos concretos, de donde, a pesar de la unidad estilística del tríptico, encontramos suficientes elementos de contraste.

Si se ha podido afirmar que romanticismo fuertemenie individualista va siempre de la mano de diversas formas de melancolía", la frase es aplicable tanto a Hölderlin como a Brahms, que en el Canto del destino, tan cercano en su recogida expresividad, al requiem, nos sumerge en ese su peculiar mundo meláncolico que parece concentrarse ante la presencia de las voces con la orquesta.

Nänie, a pesar de momentos de mayor violencia (si es que a Brahms puede aplicársele tal término), nos lleva a una interpretación de la muerte tan dulcemente sosegada como en el Requiem. Estamos ante un dolor pudoroso que se consume en sí mismo, sin buscar el escape espectacular del grito. Permanece la expresión recogida, intimista -esa combinación genial del lied y polifonía religiosa- en el Canto de las Parcas, basado en un pasaje de Ifigenia en Tauris. Resultado espléndido de la sabiduría brahmsiana es la articulación vocal-instrumental que aleja de nosotros todo asomo de coro con acompañamiento.

Gómez Martínez, el Coro y la Orquesta sirvieron lecturas claras, aunque superficiales, de las tres obras. El maestro granadino conoce bien las partituras pero es necesario calar más hondo cuando estamos ante un mundo poético como el de Brahms en pentagramas de tan medida intensidad emocional.

Mucho más directo, el grave romanticismo retardado de Síbelius, encontró en el director un intérprete capaz de dar con los diversos matices que la obra posee, dentro de la característica unidad eromática del finlandés, gracias a su criterio vivaz y fuertemente plástico. Con lo que al final del concierto los aplausos del público se multiplicaron.

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