Seat fabricará coches de tecnología propia antes de la eventual llegada de un nuevo socio en 1.985

La empresa automovilística Seat, cuya mayoría de capital está en poder del Instituto Nacional de Industria (INI) desde la ruptura con la multinacional italiana Fiat, fabricará vehículos con tecnología propia en el cuatrienio comprendido desde 1982 hasta 1985, fecha prevista para la entrada de un posible nuevo socio. El acuerdo final entre la dirección y el comité de empresa, firmado recientemente tras largas y duras negociaciones, permitirá a Seat abordar su plan estratégico, reducir la plantilla en 6.000 personas, disminuir su cifra de pérdidas y fabricar coches de tecnología propia, cuyos pr...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La empresa automovilística Seat, cuya mayoría de capital está en poder del Instituto Nacional de Industria (INI) desde la ruptura con la multinacional italiana Fiat, fabricará vehículos con tecnología propia en el cuatrienio comprendido desde 1982 hasta 1985, fecha prevista para la entrada de un posible nuevo socio. El acuerdo final entre la dirección y el comité de empresa, firmado recientemente tras largas y duras negociaciones, permitirá a Seat abordar su plan estratégico, reducir la plantilla en 6.000 personas, disminuir su cifra de pérdidas y fabricar coches de tecnología propia, cuyos proyectos están muy avanzados.

Las negociaciones para alcanzar un acuerdo entre la empresa y sus trabajadores, que hiciera posible llevar a cabo un plan estratégico de salvación de Seat, comenzaron el pasado mes de junio, después de que la dirección de la empresa hubiese presentado ante el INI y el Gobierno un proyecto de reestructuración de la empresa.La ruptura de los acuerdos previamente firmados entre el INI y la multinacional italiana Fiat había provocado una situación dificil en el accionariado de Seat, que dificultaba la capacidad de maniobra de la actual dirección de la empresa española. Al final, el INI y Fiat llegaron a un acuerdo para la salida total y definitiva de la presencia de Fiat en Seat, a cambio de que la parte española no llevase a la multinacional italiana ante el Tribunal de París. Según este acuerdo, Fiat desaparecerá finalmente de Seat el próximo día 1 de junio de 1982, tras haber vendido en dos fases su paquete de acciones al Instituto Nacional de Industria español por el precio simbólico de una peseta.

Con la salida de Fiat, la actual dirección de Seat elaboró un proyecto de salvación de la empresa española. Dicho plan, optimista en algunos de sus planteamientos, una vez aprobado por el INI -accionista mayoritario de Seat- y por el Gobierno español, comenzó a negociarse con los representantes de los trabajadores el pasado mes de junio. El plan comprendía siete puntos: bajas incentivadas, jubilaciones anticipadas, paso de grupos indirectos a directos, productividad, política salarial y jornada, ajuste de plantilla en 1982 y otros aspectos. Estos puntos fueron fragmentados en otros en el curso de las negociaciones, debido a la complejidad de los mismos y a la dificultad para ponerse de acuerdo las dos partes enfrentadas en la negociación.

Vacaciones pagadas para 5.000 trabajadores

Los tres primeros acuerdos fueron firmados por la totalidad de los representantes de los sindicatos en el comité de empresa. Pero a partir de finales del pasado mes de julio -coincidiendo con la crisis interna del partido comunista-, fecha en la que se alcanzó el compromiso sobre la reestructuración de la plantilla, los representantes de Comisiones Obreras se negaron a firmar todo tipo de acuerdo, aunque siguieron participando de forma activa en todas las negociaciones de ese y de los posteriores puntos del acuerdo global.

Aunque con la ausencia de la firma de CC OO, el comité, compuesto mayoritariamente por representantes de UGT, firmó los restantes puntos hasta llegar al último de ellos, tras el que los representantes de los trabajadores plantearon la necesidad de realizar un referéndum en la plantilla de la empresa para conocer si ésta ratificaba lo suscrito por el comité. Para entonces, las bajas incentivadas habían comenzado a producirse, y más de 5.000 trabajadores estaban en situacíón de vacaciones pagadas, en espera de que la empresa presentara ante el Ministerio de Trabajo los correspondientes expedientes e indemnizara a dichos trabajadores con sumas que oscilaban alrededor de dos millones de pesetas, según su antigúedad en la empresa.

Ante el referéndum, UGT propuso el voto afirmativo, mientras que CC OO se opuso. El resultado fue favorable a CC OO y, por tanto, contrario a la firma del acuerdo, por lo que el comité -incluida UGT- tomó la resolución de no suscribir el acuerdo global y de no aceptar lo pactado en los siete puntos del acuerdo. Esto provocó una dura reacción por parte de la empresa, que comunicó a los afectados por las bajas voluntarias incentivadas que, debido a la solución negativa del referéndum y a sus posteriores consecuencias, la dirección anulaba el pago de los incentivos para las bajas voluntarias y se negaba a la presentación ante el Ministerio de Trabajo de los expedientes correspondientes.

La reacción por parte de los afectados fue inmediata, encerrándose algunos en sus centros de trabajo como protesta. Eso motivó nuevas negociaciones entre la empresa y el comité, tendentes a buscar un nuevo acuerdo que permitiese salir de la crisis, sobre la base de no perjudicar a los más de 5.000 afectados por las bajas voluntarias incentivadas y, al mismo tiempo, conseguir ciertas mejoras en los restantes puntos del acuerdo como para que justi icasen, de una parte, el protagonismo de CC OO en la última fase del acuerdo y, de otra, la firma del acuerdo tras la votación negativa del referéndum.

Mientras tanto, la empresa decidió unilateralmente dar curso a los expedientes ante el Ministerio de Trabajo, presentados con fecha 1 de diciembre de 1981, y proceder, una,vez aceptados por este ministerio dichos expedientes, al pago de las indemnizaciones, lo que se produjo un día después.

Finalmente, el acuerdo firmado introduce ciertos retoques sobre lo inicialmente firmado. Los puntos más importantes de esos retoques, que :no alteran sustancialmente lo pactado, suponen una mejora en, las subidas salariales para 1982 y 1983, que pasarán a ser del 7% el próximo año y del 10,3% en 1983, lo que supone un total del 18% en el conjunto de los dos años; que el tema de la productividad pase de ser un acuerdo permanente a ser temporal, con un período de vigencia de tres meses, transcurridos los cuales ambas partes volverán a negociar; también ciertos conceptos que la empresa pretendía que fueran calificados como variables pasan a ser fijos, en beneficio de los haberes que percibirán los trabajadores, y, finalmente, cíertas ventajas laborales en cuant.o a días de vacaciones y jornada laboral.

Diseños avanzados de Giorgetto Giugiaro

Este acuerdo final, calificado por fuentes de la empresa como "una solución razonable para una empresa en crisis, que supone, además, que no haya ni vencedores ni vencidos, permite una situacíon de paz laboral que redundará en beneficio de la postura de Seat frente a posibles planes futuros, alianzas internacionales o cualquier tipo de proyecto", permitirá:a Seat comenzar el próximo año 1982 con 6.000 trabajadores menos en su plantilla -pasará, de esta forma, de 32.000 a 26.000 trabajadores-, adecuando ésta a las necesidades actuales de la producción de coches que puede aceptar el mercado.

Dentro de esos planes futuros figura, con gran secreto hasta ahora, la fabricación de nuevos modelos con tecnología propia e independiente de la multinacional italiana Fiat. En el centro de diseño del italiano Giorgetto Glugiaro, probablemente el mejor especialista mundial en el disefío de automóviles, está muy avanzado un proyecto de coche de líneas revolucionarias y altamente atractivas, cuya parte mecánica estará confiada, por un lado, a la fábrica alemana occidental Karman, mientras que la también gerrnana Porsche está estudiando un nuevo motor para Seat.

Todos estos proyectos forman parte de la próxima política de la empresa automovilística española, que busca su supervivencia de forma independiente y al margen de la posible vinculación a un nuevo socio, que nunca llegaría antes de 1985. Hasta entonces, Seat habrá reestructurado su plantilla para adecuarla a dichos planes -la reducción de dicha plantílla ha sido efectuada precisamente por el mismo equipo de gestión que puso como condición innegociable, en sus acuerdos con Fiat, la no reducción de la plantilla a cambio de otras contrapartidas-, habrá actualizado su obsoleta estructura comercial y habrá mejorado su estructura financiera y creado una red comercial exterior capaz de colocar en los mercados internacionales los nuevos coches fabricados por la empresa española con total autonomía de la multinacional italiana -a la que seguirá ligada, durante algún tiempo, por acuerdos tecnológicos y comerciales-, de la que ha dependido durante todos los años de su historia.

Archivado En