Crítica:MUSICA CLASICA

Clasicismo y romanticismo vienés por Alberto Blancafort

Hace unas semanas, Alberto Blancafort obtenía un destacado éxito de público y crítica en la República Federal de Alemania. Durante el pasado fin de semana lo ha revalidado ante el público madrileño al dirigir a la Orquesta y Coro de RTVE. Un programa precioso: sinfonía El milagro, de Haydn, y Misa en mi bemol, de Schubert.Tan familiarizado con el repertorio barroco y clásico vienés como pueda estarlo con el sinfónico-coral de todo estilo, Blancafort consiguió una excelente versión de la sinfonía número 96: viva, aireada, plena de impulso, clara de planos, hondamente planificada en lo di...

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Hace unas semanas, Alberto Blancafort obtenía un destacado éxito de público y crítica en la República Federal de Alemania. Durante el pasado fin de semana lo ha revalidado ante el público madrileño al dirigir a la Orquesta y Coro de RTVE. Un programa precioso: sinfonía El milagro, de Haydn, y Misa en mi bemol, de Schubert.Tan familiarizado con el repertorio barroco y clásico vienés como pueda estarlo con el sinfónico-coral de todo estilo, Blancafort consiguió una excelente versión de la sinfonía número 96: viva, aireada, plena de impulso, clara de planos, hondamente planificada en lo dinámico como en lo agógico, bien acentuada y articulada. El público aplaudió calurosamente a maestro y profesores. Deberíamos frecuentar mucho más el sinfonismo de Haydn, tan bello e interesante como útil para mantener «engrasado.» el conjunto sinfónico.

Orquesta y Coro de R TVE

Solistas: I. Sánchez, D. Quijano, A. Leoz, J. Porras y J. Catania. Director. A. Blancafort. Obras de Haydn y Schubert. Teatro Real 5 de diciembre.

Después, solistas, coro y orquesta se unieron para darnos una serena traducción de la última Misa de Schubert, escrita en 1828, el año de la muerte del compositor, y estrenada bajo la dirección de Fernando Schubert en 1829.

Intimismo, comprensión y coherencia

Como en el caso de tantos otros autores, se ha polemizado mucho sobre la religiosidad musical del autor de la Incompleta, sin reparar que siempre se repite el mismo fenómeno: cuando un compositor se aplica a lo religioso, no hace sino expresarse en su manera peculiar y no en otra.

La Misa en mi bemol, se alinea con el sinfonismo de la última etapa schubertiana, responde a una cierta sustancia liederística, se sume en un intimismo análogo al de las últimas sonatas para piano y, se ha dicho mil veces, mira un poco a Bach. No creo que esto sea demasiado cierto como no se identifique lo bachiano con el arte del contrapunto y la fuga, en el que Schubert demuestra ser maestro a lo largo de su misa.

Un grupo de solistas españoles -Ifigenia Sánchez, Lola Quijano, Alfonso Leoz, Juan Porras y Julio Catana- intervino con total comprensión y Coherencia junto al coro y la orquesta, todos ellos identificados con el criterio de Blancafort, tendente a lo sereno e introspectivo, buscador de claridad expositiva, firme arquitectura y detallismo preciosista. Un éxito para todos en un programa tan difícil como inhabitual.

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