La política exterior mexicana no cambiará tras las elecciones

La política exterior mexicana está asentada sobre un cuerpo doctrinal estable, elaborado a lo largo de muchos años, y no sufrirá alteraciones en el próximo sexenio, según aseguró ayer Miguel de la Madrid, 46 años, en su primera conferencia de Prensa con los corresponsales extranjeros desde que fue nombrado candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de la nación. Esta continuidad incluye un apoyo sin condiciones de los regímenes de Cuba y Nicaragua y la búsqueda de la paz en Centroamérica mediante métodos políticos.

El reconocimiento del derecho de los ...

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La política exterior mexicana está asentada sobre un cuerpo doctrinal estable, elaborado a lo largo de muchos años, y no sufrirá alteraciones en el próximo sexenio, según aseguró ayer Miguel de la Madrid, 46 años, en su primera conferencia de Prensa con los corresponsales extranjeros desde que fue nombrado candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de la nación. Esta continuidad incluye un apoyo sin condiciones de los regímenes de Cuba y Nicaragua y la búsqueda de la paz en Centroamérica mediante métodos políticos.

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El reconocimiento del derecho de los pueblos a su autodeterminación, el rechazo de toda injerencia exterior, la igualdad jurídica de los Estados, la cooperación internacional y la búsqueda de soluciones políticas a los problemas constituyen las cinco bases de la acción exterior mexicana, a juicio del candidato presidencial."México ha sido el único país que desde la revolución cubana ha mantenido relaciones diplomáticas permanentes con este país, sobre la base de que respetamos el derecho del pueblo cubano a elegir su forma de Gobierno. Expreso mi solidaridad plena con la política de López Portillo respecto a Cuba, Nicaragua y El Salvador. México opina que los problemas de violencia existentes en Centroamérica derivan de un subdesarrollo secular. Rechazamos toda solución armada; mucho más, una intervención exterior de cualquier potencia."

Miguel de la Madrid expresó su deseo de mantener relaciones amistosas con Estados Unidos, aunque afirmó que México se encuentra culturalmente más cerca de Latinoamérica. Negó que existan condiciones económicas para abordar la creación de un mercado común norteamericano con Canadá, México y Estados Unidos, tal como ha propuesto la Administración Reagan.

El candidato del PRI definió a su país como "un campeón del asilo político" y aseguró que no variará esta posición. La claridad puesta de manifiesto por el candidato en temas de política exterior no tuvo una fiel correspondencia en materias internas. A la pregunta de qué es lo que piensa hacer el futuro presidente respecto a las reclamaciones presentadas por familias mexicanas que han denunciado la desaparición de seiscientas personas durante la última década, Miguel de la Madrid contestó: "Los familiares están en su derecho de pedir información al Gobierno, pero muchas veces el Gobierno no tiene esa información. Esto ocurre también en otros muchos países".

Negó el futuro presidente mexicano que la mayor atención dedicada por la televisión estatal a la campaña del PRI (cerca de veinte minutos diarios, por sólo tres o cuatro para los restantes cinco candidatos) signifique un trato de favor. "Somos, desde 1929, el partido mayoritario; somos también los que armamos más ruido en la campaña. Por tanto, somos los que producimos más noticias". Sobre el coste de la campaña electoral del PRI, respondió que aún no se ha ultimado el presupuesto, pero garantizó que se financia con aportaciones del partido y no con cargo a fondos estatales.

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En este su primer contacto oficial con los periodistas extranjeros, explicó extensamente lo que entiende el candidato por "renovación moral de la sociedad", eslogan que se ha convertido en uno de los ejes de su oferta electoral.

Entre las medidas que su Gobierno prepara para hacer frente a la corrupción administrativa, citó las siguientes: reforma de los mecanismos legales de la Administración pública, de forma que se reduzca la discrecionalidad en las decisiones; modernización del sistema presupuestario para una correcta aplicación de fondos y establecimiento de normas que sancionen los actos ilegales.

En todo caso, negó que la corrupción constituya un hecho generalizado en la Administración pública mexicana, para añadir a continuación que su propuesta de renovación moral ha recibido una acogida entusiasta por parte de las poblaciones que hasta ahora ha visitado.

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