La amplia filmografía de un director "literario"

William Wyler, director de 35 películas, se inició en el mundo del cine como ayudante de montaje y de dirección, después de trabajar en el departamento de publicidad de la Universal, en Hollywood. En 1925 realiza una serie de veinte cortometrajes interpretados por Harry Carey, Art Acord y Hoot Gibson. El año siguiente rueda su primer largo, La caza del hombre, y a continuación dirige varios westerns, entre los que destacó Santos del infierno (1929).Con La casa de la discordia (1931), William Wyler empieza a imponer sus cualidades como director, que sobresalen, sobre...

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William Wyler, director de 35 películas, se inició en el mundo del cine como ayudante de montaje y de dirección, después de trabajar en el departamento de publicidad de la Universal, en Hollywood. En 1925 realiza una serie de veinte cortometrajes interpretados por Harry Carey, Art Acord y Hoot Gibson. El año siguiente rueda su primer largo, La caza del hombre, y a continuación dirige varios westerns, entre los que destacó Santos del infierno (1929).Con La casa de la discordia (1931), William Wyler empieza a imponer sus cualidades como director, que sobresalen, sobre todo, en la adaptación de obras literarias que trata con gran penetración y acierto en la dirección de actores. Estos tres (1936), de Lillian Hellman; Desengaño (1936), de Sinclair Lewis; Cumbres borrascosas (1939), de las hermanas Bronte; La carta (1940), de Somerset Maughan, y La loba (1941), también de Lillian Hellman, son sus títulos más importantes de esta etapa.

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En las dos últimas películas de esta colección literaria, así como en Jezabel (1938), William Wyler contribuye a cimentar la celebridad dramática de la actriz Bette Davis, que protagoniza en ellas vigorosos personajes femeninos.

Junto a John Ford y Frank Capra, Wyler es considerado como el director más prestigioso de Hollywood en el decenio 1935-1945. A ese período pertenece una de sus obras más valiosas en el terreno de la denuncia social, Dead end (1937), versión cinematográfica de una pieza teatral de Sidney Kingsley.

Tras participar en la fundación de la Liberty Films Inc., fusionada en 1947 a la Paramount, obtiene uno de sus mayores éxitos populares con Los mejores años de nuestra vida (1946), que acaparó numerosos oscars.

La heredera (1949), basada en una novela de Henry James, y Brigada 21 (1951), en otra pieza de Sidney Kingsley, son los próximos pasos de su carrera, que entra en una fase de cierta decadencia, que logra remontar en Horizontes de grandeza (1958) y en Ben-Hur (1959).

Superado ese ligero bache de su trayectoria artística, William Wyler alcanza la cumbre como director con sus últimas realizaciones: El coleccionista (1965), Funny Girl (1968) y The Liberation of L. B. Jones(1970).

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