Murió Marcel Breuer, miembro de la Bauhaus y uno de los arquitectos más influyentes del siglo

Muere con Marcel Breuer uno de los puntos más firmes con los que la historia marcó al movimiento arquitectónico moderno por el sendero de la disciplina escolar y el ensueño de una razón transformadora del entorno social. Nacido en Pees (Hungría) en 1902, Breuer se forma como arquitecto y diseñador en los inicios míticos de la Bauhaus de Weimar, de la mano de su director, Walter Gropius. Esa relación maestro-discípulo pronto se transformaría en estrecha colaboración, llamada a durar por encima de la dispersión a la que los avatares políticos sometieron a la escuela.Se inicia ésta con el nombram...

Muere con Marcel Breuer uno de los puntos más firmes con los que la historia marcó al movimiento arquitectónico moderno por el sendero de la disciplina escolar y el ensueño de una razón transformadora del entorno social. Nacido en Pees (Hungría) en 1902, Breuer se forma como arquitecto y diseñador en los inicios míticos de la Bauhaus de Weimar, de la mano de su director, Walter Gropius. Esa relación maestro-discípulo pronto se transformaría en estrecha colaboración, llamada a durar por encima de la dispersión a la que los avatares políticos sometieron a la escuela.Se inicia ésta con el nombramiento de Breuer como profesor de Diseño al trasladarse la Bauhaus, en 1920, a su nueva sede en Dessau. Su posterior ascenso como director del Taller de Mobiliario nos centra en lo que fue el papel real de Breuer a lo largo de su período alemán. Porque él es, quizá, quien mejor ejemplifica la intención de la Bauhaus en el terreno del diseño de muebles. Son famosas sus realizaciones en tubo metálico (en especial la silla de 1925), que suponían un intento de someter con rigor los proyectos al imperativo de la producción industrial serializada. Presentados en la Exposición Internacional de París, en 1930, sus muebles metálicos causarían sensación, desbancando el interés que poco antes habían despertado diseños semejantes de Le Corbusier.

La desbandada que el ascenso del nazismo supondría para los miembros de la Bauhaus, lleva a Breuer inicialmente a Inglaterra, etapa breve que sirve de pórtico para el salto a Estados Unidos, país destinado a recoger ampliamente los frutos de lo que había sido la experiencia gloriosa del racionalismo germánico.

Ciertamente, la arquitectura americana de la primera mitad de los treinta había caído en un sopor eclecticista que condenaba a figuras como la de Frank Lloyd Wright a una práctica inactividad. La llegada de los exiliados europeos supondrá una inyección revitalizadora que sentará las bases de lo que habrá de ser la gran arquitectura americana de mediados de siglo. Hombres como Neutra van der Rohe y Gropius harán posible ese cambió de tercio. Es este último quien, al ser nombrado director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Harward, llamará a su lado a su antiguo condiscípulo y colaborador, ofreciéndole un puesto de profesor.

Este hecho marca también el inicio de un período de trabajo conjunto en el campo de la proyección arquitectónica. Fruto de esos años de tándem serán obras como el centro de arte del Wheaton College o el complejo de viviendas para obreros de New Kensington. En todos ellos, el modo de hacer de Gropius se ve matizado por lo que quizá es la característica más marcada del método Breuer, y que consiste en buscar una solución peculiar para cada problema concreto, con lo que resulta difícil rastrear una unidad de estilo a lo largo de su trayectoria.

Este período de colaboración en el campo de la práctica tuvo su contrapartida historiográfica en la exposición que ambos arquitectos prepararon para el Museo de Arte Moderno de Nueva York y en la que se resumía el trabajo realizado por la Bauhaus alemana entre 1919 y 1928. Historia y ejemplo se fundían así para cimentar las bases de una nueva era arquitectónica.