Estados Unidos venderá armas a China Popular, afirma Alexander Haig al finalizar su visita a Pekín

El secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, anunció ayer, al finalizar una visita oficial a Pekín de tres días de duración, que Estados Unidos venderá equipo militar y armamento ofensivo a la República Popular China, en lo que supone un importante cambio de la política de Washington en Extremo Oriente. En una conferencia de Prensa celebrada en la capital china, Haig dijo que el Gobierno norteamericano tomará en consideración los eventuales pedidos chinos de material bélico, «caso por caso». El jefe de la diplomacia estadounidense añadió que había expresado a los dirigentes chinos l...

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El secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, anunció ayer, al finalizar una visita oficial a Pekín de tres días de duración, que Estados Unidos venderá equipo militar y armamento ofensivo a la República Popular China, en lo que supone un importante cambio de la política de Washington en Extremo Oriente. En una conferencia de Prensa celebrada en la capital china, Haig dijo que el Gobierno norteamericano tomará en consideración los eventuales pedidos chinos de material bélico, «caso por caso». El jefe de la diplomacia estadounidense añadió que había expresado a los dirigentes chinos la intención del presidente Ronald Reagan de tratar a la República Popular China como una nación que no está aliada con Estados Unidos, pero con la que tiene «numerosos intereses comunes».

Un alto mando del Ejército chino, el general Liu Huaging, visitará Washington en el próximo mes de agosto para discutir detalles sobre el posible suministro de armas norteamericanas a China.El presidente Ronald Reagan declaró ayer, en una conferencia de prensa celebrada en la Casa Blanca que el levantamiento del embargo de venta de armas a China constituye un elemento "normal" dentro del proceso de normalización completa de relaciones entre los dos países.

El secretario de Estado norteamericano afirmó que Washington y Pekín han alcanzado una aproximación en sus puntos de vista como nunca antes se había logrado, incluida la necesidad de resistir al poderío militar soviético. Los dirigentes chinos y la Administración Reagan trabajarán unidos para «oponerse a los esfuerzos de otras naciones para obtener una hegemonía global o regional».

En el curso de su visita de tres días a Pekín, Haig se entrevistó con el primer ministro, Zhao Ziyang, y con el vicepresidente, Den Xiaoping, además de con el ministro de Asuntos Exteriores, Huang Hua. El secretario de Estado norteamericano dijo que había entregado a Zhao Ziyang una invitación personal del presidente Reagan para visitar Norteamérica. El primer ministro chino aceptó e invitó a su vez a Reagan a visitar China.

«No es el momento ni el lugar apropiado para entrar a fondo en ese tema», respondió el jefe de la diplomacia estadounidense a una pregunta sobre las relaciones de Estados Unidos con Taiwan y sobre la posible venta de aviones norteamericanos al régimen nacionalista de la isla de Formosa.

Los contactos entre Washington y Taiwan han constituido uno de los principales problemas en las relaciones bilaterales entre China Popular y Norteamérica. Haig añadió que la política norteamericana hacia Taiwan no será modificada, y que sus interlocutores en Pekín habían «comprendido» esta postura.

China y Estados Unidos acordaron también, durante esta visita, la apertura de tres nuevos consulados generales en cada uno de los países, según indicaron fuentes oficiales norteamericanas en Pekín. China tiene ya dos consulados generales, en Houston (Tejas) y San Francisco. Con el nuevo acuerdo, abrirá otros tres, en Nueva York, Chicago y Honolulú. Por su parte, Norteamérica, que tiene consulados actualmente en Shanghai y Cantón, abrirá los tres nuevos en Wuhan, Chengdu y Shenyang.

Haig señaló que su visita a Pekín había sido «excepcionalmente productiva», y recalcó la intención de la Administración Reagan de estrechar sus relaciones diplomáticas y la cooperación económica y técnica con la República Popular China.

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