El secuestro del avión paquistaní enfrenta a Moscú y Washington

Pakistán y Estados Unidos, por un lado, y Afganistán y la URSS, por el otro, se han alineado frente al secuestro del avión de la PIA (líneas aéreas paquistaníes), cuyo desenlace llegó el sábado, tras catorce días, al ofrecer Siria asilo político a los 54 presos paquistaníes liberados a cambio de los 103 rehenes.El secuestro, en opinión del ministro de Información de Pakistán, Raja Zafarul Haq, tuvo por objetivo « forzar a Islamabad a reconocer al régimen (afgano, apoyado por Moscú) de Babrak Karmal».

«Un país aconsejó al Gobierno de Pakistán que reconociera al Gobierno Karmal para asegu...

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Pakistán y Estados Unidos, por un lado, y Afganistán y la URSS, por el otro, se han alineado frente al secuestro del avión de la PIA (líneas aéreas paquistaníes), cuyo desenlace llegó el sábado, tras catorce días, al ofrecer Siria asilo político a los 54 presos paquistaníes liberados a cambio de los 103 rehenes.El secuestro, en opinión del ministro de Información de Pakistán, Raja Zafarul Haq, tuvo por objetivo « forzar a Islamabad a reconocer al régimen (afgano, apoyado por Moscú) de Babrak Karmal».

«Un país aconsejó al Gobierno de Pakistán que reconociera al Gobierno Karmal para asegurar el retorno, sanos y salvos, de los rehenes del Boeing de la PIA», afirmó ayer el ministro, sin especificar la identidad de dicho país, pero aludiendo claramente a la URSS.

Insistiendo en las declaraciones hechas el domingo por el presidente paquistaní, general Zia Ul-, Haq, el titular de Información aseguró que el secuestro formaba parte de «una conspiración internacional», ya que sin un apoyo exteriorjamás podría haberse llevado a cabo.

Fuentes diplomáticas de Islamabad confirmaron ayer que, mientras el avión secuestrado se encontraba en el aeropuerto de Kabul, el Ministerio paquistaní de Asuntos Exteriores mencionó la exigencia relativa al reconocimiento del Gobierno de Afganistán.

Mientras tanto, en Washington, el Departamento de Estado lanzó el lunes una acusación directa contra la Unión Soviética, por no haber «puesto fin al secuestro del avión», mientras el aparato se encontraba en el aeropuerto de la capital afgana.

La reacción de la URSS no se dejó esperar y la Embajada soviética en Washington rechazó la acusación norteamericana de complicidad con los secuestradores, reafirmándose en su postura contraria a la pirateria aérea.

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