Cartas al director

Tras el miedo,

la indignación y la vergüenza del golpe de Estado frustrado, la democracia salió masivamente a la calle. Millones de ciudadanos se han manifestado patrióticamente, reivindicando el derecho a una libertad secuestrada durante dieciocho largas y colectivas horas.El País Vasco, como casi siempre, ha sido la excepción. En la inusual falta de manifestantes en las calles participaban de igual culpa el PNV y Herri Batasuna. Al margen de una absoluta falta de responsabilidad política de unos y de un radicalismo impredecible de los otros, se ha producido un gesto amistoso de reconciliación por parte de ...

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la indignación y la vergüenza del golpe de Estado frustrado, la democracia salió masivamente a la calle. Millones de ciudadanos se han manifestado patrióticamente, reivindicando el derecho a una libertad secuestrada durante dieciocho largas y colectivas horas.El País Vasco, como casi siempre, ha sido la excepción. En la inusual falta de manifestantes en las calles participaban de igual culpa el PNV y Herri Batasuna. Al margen de una absoluta falta de responsabilidad política de unos y de un radicalismo impredecible de los otros, se ha producido un gesto amistoso de reconciliación por parte de ETA Político-militar.

El abandono de la lucha armada, la llamada a la cordura hacia la otra rama de ETA. y la conciencia clara de una necesaria negociación política reflejan una postura acorde a los deseos de un hombre, Juan María Bandrés, y de una coalición, Euskadiko Ezkerra, que hace ya tiempo hablaban de una necesaria negociación en este terreno.

Este gesto de desarme, tan deseado como necesario, va dirigido al pueblo vasco principalmente, que tan necesitado está de ellos. Pero también va dirigido al Gobierno. La estulticia de Calvo Sotelo si no acepta esta mano tendida -sin condiciones- sería, en las circunstancias actuales, un error imperdonable. /

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