El golpe de Estado

Restos de vandalismo en el palacio del Congreso

El Congreso de los Diputados ofrecía un aspecto desolador a primera hora de la tarde de ayer, según pudo comprobar un redactor de la agencia Efe, que tuvo ocasión de recorrer con detenimiento las dependencias de la Cámara. Los servicios de limpieza sacaron grandes cantidades de colillas de cigarrillos, botellas, cristales y desperdicios varios.La sensación no era sólo de suciedad, sino que también se apreciaban claramente signos de violencia. En los techos de las tribunas de invitados, diplomáticos y Prensa, así como en los frescos centrales del hemiciclo, se observaban perfectamente varios or...

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El Congreso de los Diputados ofrecía un aspecto desolador a primera hora de la tarde de ayer, según pudo comprobar un redactor de la agencia Efe, que tuvo ocasión de recorrer con detenimiento las dependencias de la Cámara. Los servicios de limpieza sacaron grandes cantidades de colillas de cigarrillos, botellas, cristales y desperdicios varios.La sensación no era sólo de suciedad, sino que también se apreciaban claramente signos de violencia. En los techos de las tribunas de invitados, diplomáticos y Prensa, así como en los frescos centrales del hemiciclo, se observaban perfectamente varios orificios de bala. Alguna de las claraboyas del techo se encontraba rota, había numerosas puertas con signos de haber sido forzadas a patadas, papeles revueltos y desparramados por el suelo de distintas dependencias, alguna luna de las mesas de la nueva cafetería rota y las alfombras y moquetas sucias por la acción del líquido de las distintas bebidas y restos de alimentos que habían sido desparramados sobre ellas. En la cafetería no sólo faltaban prácticamente todas las existencias, sino que hasta el bote de los camareros había desaparecido.

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Pocos destrozos

No obstante, no se produjeron actos vandálicos contra el mobiliario o las obras artísticas que encierra el palacio, salvo en el caso de algunas sillas, que fueron rajadas para extraer la paja de su interior con el fin aparente de encender una hoguera en el caso de que fuera cortado el fluido eléctrico.

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