Cartas al director

Con el timón constitucional

Guernica, 4 de febrero de 1981. España ha ganado un Jefe de Estado que vuela a una altura democrática tal que ya no habrá «poder fáctico» que pueda hacerle perder altura. Ya está claro: España no quiere oir ruidos de sables. España puede dar las gracias a una «increíble televisión». ¡Que a todos los energúmenos de este país se los puede contar con los dedos de las manos, dentro y fuera de los estadios!A España le da la real gana de ser democrática. El Rey tiene agallas. El Rey va a Euskadi y no se encierra en hoteles. El Rey da la cara ... y la Reina. El Rey toma el timón... y con «fortuna». E...

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Guernica, 4 de febrero de 1981. España ha ganado un Jefe de Estado que vuela a una altura democrática tal que ya no habrá «poder fáctico» que pueda hacerle perder altura. Ya está claro: España no quiere oir ruidos de sables. España puede dar las gracias a una «increíble televisión». ¡Que a todos los energúmenos de este país se los puede contar con los dedos de las manos, dentro y fuera de los estadios!A España le da la real gana de ser democrática. El Rey tiene agallas. El Rey va a Euskadi y no se encierra en hoteles. El Rey da la cara ... y la Reina. El Rey toma el timón... y con «fortuna». El Rey hace patria, sin imperios. Los españoles nos sentimos más ligeros, más españoles, más autonomistas, menos patrioteros.

Desde ahora, a los españoles nos queda mucho menos para comprender que, desde cualquier ideología política, hay cuatro cosas que nadie debería cuestionar ya: nación, bandera, himno y Jefe de Estado.

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El Rey es demócrata. El Rey tiene fe. El Rey ha tomado el timón, lo tiene asido con firmeza. La Constitución le da su oportunidad. /

San Agustín de Guadalix (Madrid).

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