El Rey que ganó

(... ) El valor del Rey, el ejemplo de Juan Carlos I, queda doblemente acrecentado porque ha sido él precisamente quien ha tenido el coraje de presentarse en el País Vasco a legitimar la normalidad. Porque fue a Euskadi para demostrar a todos los ciudadanos de España que la democracia puede ser posible en cada rincón del país, en cada nacionalidad histórica, sin abdicar del derecho de todos los ciudadanos a vivir en paz en un Estado en el que quepan todos.El viaje del Rey, finalmente, ha servido para saber de una vez quién es quién en esta película inacabable de violencia. Y eso lo ha h...

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(... ) El valor del Rey, el ejemplo de Juan Carlos I, queda doblemente acrecentado porque ha sido él precisamente quien ha tenido el coraje de presentarse en el País Vasco a legitimar la normalidad. Porque fue a Euskadi para demostrar a todos los ciudadanos de España que la democracia puede ser posible en cada rincón del país, en cada nacionalidad histórica, sin abdicar del derecho de todos los ciudadanos a vivir en paz en un Estado en el que quepan todos.El viaje del Rey, finalmente, ha servido para saber de una vez quién es quién en esta película inacabable de violencia. Y eso lo ha hecho con la gallardía de quien sabía que iba a recibir abucheos que no le correspondían -¿dónde estuvo Suárez cuando fue a Bilbao? ¿Ante quién osó presentarse?-, por errores que otro régimen, el de Franco, cometió.

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Frente a los que creen en la democracia no hay, pues, más que un bando: el de los fascistas de todos los signos. Llámense como se llamen. Vociferen lo que vociferen. Y ahí están los intemperantes de Herri Batasuna.

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, 5 de febrero

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