Crítica:

"Averroes", de Antonio Gala

El propio Antonio Gala, autor y guionista de Averroes, califica la emisión de este programa, hoy, diez de la noche), en sustitución de la serie Hollywood, como una incidencia más. «Nunca se enteran en Televisión de que la obra que acude al festival de Montecarlo hay que emitirla antes al público».El programa Averroes (36 minutos, dieciséis milímetros, color), escrito por Antonio Gala, realizado por Josefina Molina e interpretado por Eduardo Calvo, representa a Televisión Española en el apartado de programas dramáticos del Festival Internacional de Montecarlo, que se inaugura pasa...

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El propio Antonio Gala, autor y guionista de Averroes, califica la emisión de este programa, hoy, diez de la noche), en sustitución de la serie Hollywood, como una incidencia más. «Nunca se enteran en Televisión de que la obra que acude al festival de Montecarlo hay que emitirla antes al público».El programa Averroes (36 minutos, dieciséis milímetros, color), escrito por Antonio Gala, realizado por Josefina Molina e interpretado por Eduardo Calvo, representa a Televisión Española en el apartado de programas dramáticos del Festival Internacional de Montecarlo, que se inaugura pasado mañana.

El programa pertenece a la segunda parte de la serie escrita por Antonio Gala Paisaje configura (cuya primera parte, de trece programas, había sido prohibida y mutilada por orden de Carlos Arias Navarro, entonces presidente del Gobierno), que constará de veintiséis episodios y que RTVE tiene previsto emitir los domingos por la noche a partir del próximo 22de febrero. «No va a ser posible», contesta Antonio Gala, «porque la lentitud de Televisión Española como productora es exasperante».

El propósito de este programa sobre el filósofo hispano-árabe del siglo XII es, según Antonio Gala, «el mismo que el de toda la serie: contar al pueblo español cómo se hizo nuestra historia, cómo la han hecho y cómo la han sufrido quienes, como la punta de flecha de las aves migratorias, han logrado que avanzase. Averroes personaliza la actitud andaluza de siempre: de recepción, imitación e irradiación de culturas extrañas. Occidente conoce, a través de él, a Aristóteles. Pero su ecumenismo reflexivo es sometido a juicio por los juristas, los militares y los teológos de su tiempo, es decir, por los ortodoxos anquilosados. Averroes se convierte así en significante del intelectual oprimido. El guión ofrece un apunte de lo que fue aquel juicio celebrado en la mezquita. Hay otra razón igualmente sugestiva en el programa: cuando aparece Averroes ya ha pasado el esplendor irrepetible de Córdoba, que asombró y adornó al mundo».

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