Colocan un artefacto simulado al director de un banco en Guipuzcoa

Dos individuos armados con pistolas, que actuaron en todo momento a cara descubierta, se apoderaron ayer de una cantidad de dinero que oscila entre seis y siete millones de pesetas en la sucursal de la Caja de Ahorros de Legazpia (Guipúzcoa), después de haber mantenido secuestrado durante la noche y la madrugada al director del establecimiento y a su familia. Antes de huir, los asaltantes colocaron en el pecho de Ignacio Alústiza un artefacto explosivo simulado.

Los hechos comenzaron a las 22.30 horas del viernes, cuando dos individuos penetraron en el domicilio de Alústiza exhibien...

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Dos individuos armados con pistolas, que actuaron en todo momento a cara descubierta, se apoderaron ayer de una cantidad de dinero que oscila entre seis y siete millones de pesetas en la sucursal de la Caja de Ahorros de Legazpia (Guipúzcoa), después de haber mantenido secuestrado durante la noche y la madrugada al director del establecimiento y a su familia. Antes de huir, los asaltantes colocaron en el pecho de Ignacio Alústiza un artefacto explosivo simulado.

Los hechos comenzaron a las 22.30 horas del viernes, cuando dos individuos penetraron en el domicilio de Alústiza exhibiendo pistolas. Además del director de la sucursal de la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa en Legazpia se encontraba en aquel momento en la vivienda la madre y la esposa de éste y sus dos hijos.

En torno a las ocho de la mañana, uno de los asaltantes obligó a Alústiza a acompanarle hasta la sucursal de la entidad de ahorro, contigua al portal de la vivienda, donde se apoderó del contenido de la caja fuerte, que se calcula en una cifra próxima a los siete millones de pesetas. Su compañero, entre tanto, permaneció en el domicilio.

Terminada la operación, los dos individuos sujetaron con esparadrapo en el pecho del directivo bancario una pequeña caja conteniendo de forma visible pilas eléctricas y cables, y le dijeron que se trataba de un explosivo activado por un sistema de relojería, preparado para desconectar el cebo eléctrico automáticamente transcurridos veintiséis minutos, durante los cuales debía permanecer inmóvil.

El directivo bancario, en efecto, no se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de la localidad hasta las nueve, dando cuenta de la situación. Un equipo de desactivación de explosivos llegó desde San Sebastián y, poco antes de las once, los técnicos de la Guardia Civil de San Sebastián separaron la pequena caja del cuerpo de Ignacio Alústiza, comprobando que se trataba de una simulación.

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