Un maestro del barroco

La ocasión del hallazgo del cuadro Descanso... permite recordar algunos datos fundamentales sobre la vida y la obra de José, o Juseppe, Ribera, aunque su justa fama como uno de los más grandes pintores del barroco y, en general, de toda la pintura moderna occidental, haga innecesario descender a muchos detalles.Ribera nació en la localidad valenciana de Játiva el año 1591. Tras pasar la mayor parte de su vida en Italia, murió, en Nápoles, en 1652. Desde 1615, fecha del primer documento que lo sitúa ya en Roma, Ribera, que los italianos apodarán como El Españoleto, reside ya, casi...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La ocasión del hallazgo del cuadro Descanso... permite recordar algunos datos fundamentales sobre la vida y la obra de José, o Juseppe, Ribera, aunque su justa fama como uno de los más grandes pintores del barroco y, en general, de toda la pintura moderna occidental, haga innecesario descender a muchos detalles.Ribera nació en la localidad valenciana de Játiva el año 1591. Tras pasar la mayor parte de su vida en Italia, murió, en Nápoles, en 1652. Desde 1615, fecha del primer documento que lo sitúa ya en Roma, Ribera, que los italianos apodarán como El Españoleto, reside ya, casi definitivamente, en Italia, principalmente en Nápoles, en cuya importante escuela barroca, de carácter naturalista, desempeñará un papel de protagonista. No perderá, sin embargo, contacto con España, que entonces rige los destinos de Nápoles, y donde tiene varios coleccionistas que reclaman su obra. Esto explica la riquísima colección de Ribera conservada en nuestro país, donde, por poner un ejemplo, sólo Madrid posee más de cincuenta piezas.

Más información

Muy apreciado por sus contemporáneos, a pesar de las leyendas que sobre su personalidad hicieron correr los napolitanos, la fama de Ribera alcanzó, no obstante, el grado máximo durante el siglo XIX, cuando los románticos europeos, entusiasmados con el descubrimiento de la Escuela Española, vieron en él a uno de sus más significados representantes.

Desde el exaltado Byron, que escribió que: «El Españoleto humedecía su Pincel con la sangre de todos los, santos», hasta los románticos franceses del círculo de los Gautier y Baudelaire, que descubrieron con exaltación su obra en la Galería Española del Louvre, todos le reconocen como uno de los grandes genios de la pintura, valoración que perdura hasta la actualidad.

Una de las razones por las que la obra de este genial barroco ha perdurado es la de su propia voluntad de permanecer, que aunó con una manera excepcional de pintar. El año de su muerte firmó dos de sus obras maestras, el San Jerónimo, del Museo del Prado, y el San Pablo ermitaño, en Ragusa (Italia).

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En