Una Europa fuerte basada en el eje París-Bonn

La Francia oficial no dudó ni un solo instante en manifestar su «alivio » a partir del momento en que se conoció la elección de Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos, hace dos semanas. El Gobierno francés entiende que una América «fuerte» es necesaria y que no es incompatible con una Europa también «fuerte», basada en el eje París-Bonn.Cuando el pasado día 10 el presidente Valery Giscard d'Estaing y el canciller de la República Federal de Alemania Helmut Schmidt, a lo largo de cuatro horas, se entrevistaron en el palacio del Elíseo para evaluar la situación mundial a la luz de la sit...

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La Francia oficial no dudó ni un solo instante en manifestar su «alivio » a partir del momento en que se conoció la elección de Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos, hace dos semanas. El Gobierno francés entiende que una América «fuerte» es necesaria y que no es incompatible con una Europa también «fuerte», basada en el eje París-Bonn.Cuando el pasado día 10 el presidente Valery Giscard d'Estaing y el canciller de la República Federal de Alemania Helmut Schmidt, a lo largo de cuatro horas, se entrevistaron en el palacio del Elíseo para evaluar la situación mundial a la luz de la situación creada por la elección de Reagan, ambos interpretaron de igual manera la llegada de los republicanos a la Casa Blanca de Washington. Esta visita del canciller al presidente había sido sugerida por el primero en vísperas de su desplazamiento a EE UU. El dato es de anotar para significar, una vez más, el entendimiento entre los dos hombres de Estado.

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Así quedaba claro que el eje París-Bonn, después de Jimmy Carter, se mantenía frente a la nueva Administración americana.

Para Giscard d'Estaing, «Francia no puede más que alegrarse al ver una América fuerte y decidida a asumir plenamente sus responsabilidades internacionales». A partir de este hecho, «se hace más necesario acabar con la anomalía que constituye, tras la última guerra mundial, el apartamiento de Europa de los asuntos mundiales». Y serán una América fuerte y una Europa segura de su identidad y de su fuerza quienes «podrán establecer el diálogo amistoso y la cooperación que ayudará a mantener la paz y a defender la libertad en el mundo».

Schmidt comparte esa filosofía, lo que no quiere decir que cuente con las mismas cartas para realizarla.

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