Crítica:MÚSICA

Beethoven, en lugar de Shostakovith, en los conciertos del Real

Orquesta Nacional. Director: L. Foster. Solista: Bruno L. Gelber. Obras de Brahms y Beethoven. 14, 15 y 16 de noviembre.

Bruno Leonardo Gelber es uno de los grandes nombres de la actual generación de pianistas y, a la vez, forma parte del gran trío de pianistas argentinos: Argerich, Baremboin y Gelber. Las características de su técnica y su pensamiento musical -incluso meramente sonoro- resultan idóneas para abordar el segundo concierto de Brahms, pues todas las prerrogativas del más alto virtuosismo y de la más profunda y bella sonoridad quedan puestas al servicio de ...

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Orquesta Nacional. Director: L. Foster. Solista: Bruno L. Gelber. Obras de Brahms y Beethoven. 14, 15 y 16 de noviembre.

Bruno Leonardo Gelber es uno de los grandes nombres de la actual generación de pianistas y, a la vez, forma parte del gran trío de pianistas argentinos: Argerich, Baremboin y Gelber. Las características de su técnica y su pensamiento musical -incluso meramente sonoro- resultan idóneas para abordar el segundo concierto de Brahms, pues todas las prerrogativas del más alto virtuosismo y de la más profunda y bella sonoridad quedan puestas al servicio de una instintiva pasión que el intérprete sabe controlar con singular inteligencia.

De ahí que, una vez más, estuviéramos ante el ideal del binomio músico-virtuoso y de la juntura Fidelidad-imaginación para escuchar un Brahms de primera categoría: poderoso hasta avasallar, expresivo hasta hacer intimidad del poderío. La colaboración de la orquesta, tan importante en este caso, como que supone equilibrio de fuerzas, quedó asegurada por el firme conocimiento, la probada experiencia del californiano Lawrence Foster, actualmente titular de la Sinfónica de Montecarlo, y la agilidad e impostación brahmsiana de la Orquesta Nacional. Cita de honor para el solista de violonchelo Alvaro Quintanilla.

La segunda parte, debido a disminución del número de los ensayos previstos en razón de actos con motivo de la Conferencia de Seguridad, estuvo dedicada a Beethoven, en lugar de a Shostakovitch. La primera del soviético dejó paso a la «séptima», en una traducción de gran continuidad.

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