Crítica:

"Antar-Atman" de Guerrero, un estreno en tono menor

Obertura en sol meitor (Bruckner), Concierto número tres para piano y orquesta (Rachmatiinoff), A ntar-A tman (Guerrero) y Sinfonía número dos (Borodin). Orquesta Nacional de España. Nikolai Demidienko, vianc-. Director: Luis Izquierdo. Teatro Real. 25 de octubre de 1980.



Fue este un concierto en tono menor, lo que se puede aplicar tanto a la tonalidad de las tres obras clásicas interpretadas, cuanto al hecho de que la sesión no creo que pueda pasar a ser recordada entre las significativas.Si leemos en el programa de mano que el Concierto en re menor, de Rachmanino...

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Obertura en sol meitor (Bruckner), Concierto número tres para piano y orquesta (Rachmatiinoff), A ntar-A tman (Guerrero) y Sinfonía número dos (Borodin). Orquesta Nacional de España. Nikolai Demidienko, vianc-. Director: Luis Izquierdo. Teatro Real. 25 de octubre de 1980.

Fue este un concierto en tono menor, lo que se puede aplicar tanto a la tonalidad de las tres obras clásicas interpretadas, cuanto al hecho de que la sesión no creo que pueda pasar a ser recordada entre las significativas.Si leemos en el programa de mano que el Concierto en re menor, de Rachmaninoff, es una de las obras favoritas del pianista Nikolai Demidienko y observamos que el futuro titular de la Orquesta Nacional -maestro López Cobos- se ha (o le han) desmarcado del estreno de la obra de Francisco Guerrero, que se le había asignado en la programación general de la temporada, compromiso con la música española y la música de nuestro tiempo que se desplazó recientemente hacia este concierto de Luis Izquierdo, no hace falta ser un lince para concluir que la elección del actual titular de la Orquesta de Sevilla se limitó a la Obertura en sol menor, de Bruckner (novedad para la ONE), y a la Sinfonía en si menor, de Borodin, elección -a mi entender- nada favorable para obtener rendimiento artístico brillante de una aislada actuación.

Con la más tristona indiferencia acogió el público sabatino una interpretación poco convencida -y, por ende, poco convincente- de Antar-Atman, -obra encargada a Francisco Guerrero por la Orquesta Nacional y, a juzgar por lo escuchado, no excesivamente mimada a la hora de darla a conocer por la misma agrupación. Tengo que disentir de la general opinión manifestada: la obra, de ocho minutos de duración, es justa de proporciones, coherente desele el punto de vista formal, con atractivos aconteceres sonoros y demostrativa de una personalidad creadora que no parece primeriza en el quehacer sinfónico. En fin, sigo teniendo a Guerrero como uno de nuestros más dotados compositores jóvenes.

Lo mejor recibido de la sesión fue el Tercer concierto, de Rachmaninoff, obra en la que intervino como solista el joven Demidienko, quien dio una admirable lección de facilidad de mecanismo.

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