Crítica:

El impacto del grupo Bad Manners

Bad Manners (Malas Maneras, según la traducción literal), un grupo de ingleses enloquecidos, se presentó el lunes en Madrid. Nueve personas sobre un escenario madrileño (el del club Marquee) y saltando al ritmo machacón del ska. Pero la cosa no era así de fría. De entrada, el concierto comerizó con una puntualidad sorprendente: un retraso de una hora casi justa.La gente, que es buena, no hizo más que gritar un poco ante el retraso, comprendiendo, sin duda, que los componentes de Bad Manners se encontraban atrapados en la procelosa RTVE, en su encarnación de Aplauso. Eso sí, nada ...

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Bad Manners (Malas Maneras, según la traducción literal), un grupo de ingleses enloquecidos, se presentó el lunes en Madrid. Nueve personas sobre un escenario madrileño (el del club Marquee) y saltando al ritmo machacón del ska. Pero la cosa no era así de fría. De entrada, el concierto comerizó con una puntualidad sorprendente: un retraso de una hora casi justa.La gente, que es buena, no hizo más que gritar un poco ante el retraso, comprendiendo, sin duda, que los componentes de Bad Manners se encontraban atrapados en la procelosa RTVE, en su encarnación de Aplauso. Eso sí, nada más salir los ingleses y comenzar tocando el tema de Los siete magníficos, ya todo fue gozo y salto. No es que Bad Manners sean un grupo fino. De hecho, podrían pasar por los representantes del lumpen-ska: barbas de tres días, sombreros viejos, pelos medio sucios y un sorado pasado por trompetas y saxos que resultaba igual de poco exquisito Pero, eso sí, de lo más impactante.

En realidad, todo se resume en su cantante principal, un tal Fatty, que debe pesar 120 kilos, que tiene la cabeza como una perfecta bola de billar, que saca la lengua un palmo (sic), que se mueve de manera espasmódica y que, finalmente, se queda en calzoncillos (largos) y camiseta. Este Falty no abandona nunca su papel escénico de bestia musical, pega berridos, hace que la gente berree, salta y provoca los saltos del personal. O sea, que es todo un show, y fue básicamente él quien consiguió que todo el mundo se divirtiera.

Luego, por la noche, actuaron en el club Carolina el grupo de percusión africana Nvog Ongo. Vacio estaba el lugar, y es una lástima, porque lo de esta gente guineana merece la pena, aunque sólo fuera por el exotismo. Claro que cualquiera puede escucharles en el Rastro, así que no se ha perdido demasiado.

Y, finalmente, avisar de que el concierto de Rick Wakeman, que debía celebrarse esta noche en Madrid, se traslada al próximo lunes. Nadie tiene la culpa: son los hados y problemas del tour europeo. Las entradas valen igual y siguen en las taquillas.

Además de ello se anuncian las venidas a España de los siguientes grupos: el día 23, en Barcelona, actuará Tangerine Dream, y posteriormente Fischer Z, Leonard Cohen (16 de noviembre, en San Sebastián, y 17, en Barcelona), Eric Burdon, que probablemente también venga a Madrid, y, tal vez, Bob Seger, a Barcelona.

También se prepara un festival de jazz (sesiones más bien) en el cine Salamanca, de Madrid, para el mes que viene. En concreto, y el día 25, actuará Booker T.; el 26, Paco de Lucía, John McLaughlin y Al Di Meola; el 27, Max Roach; el 28, Johnny Griffin; el 29, la Mingus Dinasty, y el 30, Hank Jones. Como puede observarse, un mes que se anuncia interesante, ya que además se abrirá con las actuaciones de Vainica Doble en la Sala Olimpia, el día 4, mientras el 11 lo harán Suburbano, y el 18, Emilio Cao. Para todos los gustos.

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