Preocupación en Italia por las intervenciones del Papa contra la ley del aborto

La llamada solemne del papa Juan Pablo II a los católicos para que luchen para abolir legalmente la actual ley del aborto del Parlamento italiano, pronunciada el domingo en su visita a la ciudad de Santa Catalina de Siena, ha despertado un avispero en el mundo político italiano. Y es que era ya la cuarta vez en menos de un mes que el papa Woityla pedía explícitamente a los italianos que hicieran todos los esfuerzos posibles para que la actual ley sea abolida.Lógicamente, las palabras del Papa han sido interpretadas como un apoyo a la recogida de firmas del grupo católico conservador El ...

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La llamada solemne del papa Juan Pablo II a los católicos para que luchen para abolir legalmente la actual ley del aborto del Parlamento italiano, pronunciada el domingo en su visita a la ciudad de Santa Catalina de Siena, ha despertado un avispero en el mundo político italiano. Y es que era ya la cuarta vez en menos de un mes que el papa Woityla pedía explícitamente a los italianos que hicieran todos los esfuerzos posibles para que la actual ley sea abolida.Lógicamente, las palabras del Papa han sido interpretadas como un apoyo a la recogida de firmas del grupo católico conservador El Movimiento por la Vida para pedir la abolición de la ley. Aunque las cifras se mantienen secretas, parece ser que antes de finales de mes, fecha tope para la recogida de firmas, estos católicos, con la ayuda de párrocos y obispos, habrán superado la cifra necesaria de medio millón. Y esto debido a la acción y a la presión del Papa, ya que hasta hace unas semanas apenas si habían conseguido recoger 200.000.

El hecho de que Juan Pablo II alabase públicamente en Siena al actual arzobispo de Florencia, Giovanni Benelli, «por su celo pastoral en sostener los esfuerzos que tutelan la vida humana» fue considerado como una llamada a todos los obispos para que también ellos -al igual que «el eminentísimo príncipe», como el Papa llamó al cardenal Benelli-, incluso los más tibios, se lancen a ayudar a la recogida de firmas.

Esto ha despertado mucha preocupación en el mundo político. Todos los partidos, excepto la Democracia Cristiana, han criticado la actitud del Papa por su «intromisión en los asuntos italianos», y hasta los exponentes democristianos han afirmado que ellos no se han empeñado «como partido» en la recogida de firmas, sino como «católicos individuales».

"Ataque a la soberanía del Estado"

El vicepresidente de la Cámara de Diputados, el socialista Loris Fortuna, ha calificado los últimos discursos del Papa como «un ataque a la autonomía y soberanía del Estado y del Parlamento», y ha propuesto la constitución de una «liga laica contra esta ofensiva, ya clara, contra la ley del aborto». Según el vicepresidente de la Cámara, por el momento esta liga no deberá tener un carácter estrictamente político, aunque estará formada por líderes políticos de todos los partidos laicos.El socialista Fortuna goza de gran prestigio en el mundo laico italiano porque fue en los años sesenta el gran protagonista de la ley a favor del divorcio, cuya aprobación constituyó la gran derrota del mundo clerical y democristiano italiano conservador, ya que más de un millón de votos a favor de la ley provenían del mundo católico progresista.

El grupo radical del Parlamento, por boca de su diputado Aglietta, ha llegado a calificar la repetida intervención del papa Wojtyla contra la ley sobre el aborto como «escandalosas y vergonzosas violaciones de las leyes de la República». Le ha respondido sólo la democristiana Rosa Russo Jervolino, afirmando que «el Papa ha hablado en sentido positivo a favor de la vida antes del nacimiento, sin excomulgar a ninguno». Por eso, ha añadido, «hablar de injerencias descaradas resulta falso».

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Para quienes la actual situación resulta más delicada es para los grupos cristianos progresistas, empezando por tantos sacerdotes y obispos que, después de la experiencia negativa del divorcio, hubiesen preferido no afrontar otra vez un enfrentamiento entre el mundo católico y el laico.

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