Cartas al director

El Chile de Frei

A raíz de la situación planteada por los trabajadores polacos, EL PAÍS se ha preocupado del tema manteniendo profusamente informado al pueblo español del origen del problema, las negociaciones y sus resultados, todo esto, a través de comentario editorial, servicio de agencias, enviado especial, entrevistas, etcétera, lo que por cierto me parece lógico y normal en un diario que se puede definir como imparcial y objetivo o «profesional de la información».Por otro lado, o en el anverso de la moneda, se están produciendo hechos en Chile que tienen una gran importancia, no sólo para la vida de los...

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A raíz de la situación planteada por los trabajadores polacos, EL PAÍS se ha preocupado del tema manteniendo profusamente informado al pueblo español del origen del problema, las negociaciones y sus resultados, todo esto, a través de comentario editorial, servicio de agencias, enviado especial, entrevistas, etcétera, lo que por cierto me parece lógico y normal en un diario que se puede definir como imparcial y objetivo o «profesional de la información».Por otro lado, o en el anverso de la moneda, se están produciendo hechos en Chile que tienen una gran importancia, no sólo para la vida de los chilenos, sino para todo el pueblo latinoamericano, por el significado que tiene la intención de perpetuación de la dictadura en un país que era considerado por muchos como modelo de democracia en América. Y sobre este acontecer no se ha informado objetivamente. Y digo objetivamente, porque toda la información hasta ahora publicada sólo hace referencia al hacer y decir de la Democracia Cristiana, personificada en Eduardo Frei, olvidando o desconociendo que también hay otros sectores de la oposición chilena que se hacen escuchar, que luchan, con riesgo de su vida, en contra de la dictadura y por devolver a Chile una verdadera democracia en justicia y paz.

Pareciera que EL PAÍS también entra en la campaña auspiciada por el Gobierno de Estados Unidos con la que se pretende limpiar la imagen de Frei, y así ofrecer una alternativa de gobierno sin que cambie la forma de gobernar. Pero ¿quién puede olvidar que el señor Frei también tiene las manos manchadas con la sangre del pueblo chileno?

Para muestra, baste citar la matanza de Puerto Montt, en 1967, y su abierta participación en el golpe de Estado que derrocó al presidente Allende cuando aquél era presidente del Senado.

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¿Es que para EL PAÍS es más objetivo decir: «El ex primer mandatario, que desempeñó un papel controvertido en la caída del presi-

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dente Allende» (EL PAÍS, 29 de agosto) que relatar los hechos tal como han sucedido y siguen sucediendo hoy?

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