Cartas al director

En cárceles argentinas

En EL PAÍS del 19 de julio se publicó una información de la agencia AFP dando cuenta del suicidio, en una cárcel argentina, del preso político Eduardo Schiavone. El de Schiavone es el cuarto caso, de idénticas características, que ocurre en Argentina en los últimos meses. Le precedieron Miguel Angel Vivanco -que se prendió fuego rociándose con queroseno-; Edgardo Domingo Guerra, que se colgó en su celda utilizando una sábana, y Gabriel Debenedetti. Estos hechos (al igual que la decena de intentos de suicidio ocurridos en el mismo lapso) son la consecuencia inexorable de regímenes carcelarios q...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En EL PAÍS del 19 de julio se publicó una información de la agencia AFP dando cuenta del suicidio, en una cárcel argentina, del preso político Eduardo Schiavone. El de Schiavone es el cuarto caso, de idénticas características, que ocurre en Argentina en los últimos meses. Le precedieron Miguel Angel Vivanco -que se prendió fuego rociándose con queroseno-; Edgardo Domingo Guerra, que se colgó en su celda utilizando una sábana, y Gabriel Debenedetti. Estos hechos (al igual que la decena de intentos de suicidio ocurridos en el mismo lapso) son la consecuencia inexorable de regímenes carcelarios que ya eran considerados bárbaros en la Edad Media. En las cárceles argentinas los detenidos son minuciosamente empujados a la desesperación mediante un estado de tensión permanente, vejaciones, trato humillante, desnutrición y la carencia más absoluta de atención médica idónea. En las cárceles argentinas reina el terror.

El caso de Schiavone es un claro ejemplo: se hallaba detenido desde hace siete años, pese a haber cumplido hace cuatro la condena judicial. ¿Qué puede hacer un hombre al que se le niega hasta la esperanza?

Hasta tanto el pueblo de nuestro país consolide los canales de resistencia y lucha contra la dictadura que lo oprime, el único camino para salvar la vida de estos cautivos del régimen consiste en la protesta internacional. Cada español que levante su voz contra esta infamia estará deteniendo la mano del verdugo. Y si las voces son muchas, quizá consiga obligarles a detener el genocidio./

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Madrid.

Archivado En