VALENCIA: QUINTA CORRIDA DE FERIA

Galloso: una muleta de amianto y otra de seda

Muchas veces hemos soñado con que a Galloso se le quemara la muleta, pero las debe tener de amianto. Es por los pases que pega. No se cansa de pegar pases, la mayor parte de ellos muy malos, o ni malos siquiera, pues los da al revés. Sin embargo, entre tanta muleta de amianto, Galloso lleva escondida en el esportón una de seda, y esa es la que utilizó ayer en el quinto toro para ejecutar una de las mejores faenas que le hayamos visto.Esa faena supera a la de Madrid con el toro de Samuel, por el gusto, el reposo, la variedad y la ligazón con que la construyó. Se le anota el defecto habitual de ...

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Muchas veces hemos soñado con que a Galloso se le quemara la muleta, pero las debe tener de amianto. Es por los pases que pega. No se cansa de pegar pases, la mayor parte de ellos muy malos, o ni malos siquiera, pues los da al revés. Sin embargo, entre tanta muleta de amianto, Galloso lleva escondida en el esportón una de seda, y esa es la que utilizó ayer en el quinto toro para ejecutar una de las mejores faenas que le hayamos visto.Esa faena supera a la de Madrid con el toro de Samuel, por el gusto, el reposo, la variedad y la ligazón con que la construyó. Se le anota el defecto habitual de retrasar la pierna contraria, pero no siempre incurrió en esta ventajilla, y, desde luego, el ritmo del muleteo, la suavidad y largura con que dibujó las suertes relegan el reparo técnico a segundo plano.

Plaza de Valencia

Quinta corrida de feria. Tres toros de Benítez Cubero; primero y sexto, de María Pallares, y tercero, de Gabriel Rojas, todos con trapío, sospechosos de pitones, justos de fuerza y encastados. Paquirri: buena estocada (ovación con algunos pitos y salida al tercio). Estocada y descabello (bronca y almohadillas). José Luis Galloso: estocada baja tirando la muleta, rueda insistente de peones, descabello, aviso con retrasó y otro descabello (aplausosy saludos). Estocada ladeada (oreja y dos vueltas al ruedo). Luis Francisco Esplá: pinchazo y estocada caída (aplausos y saludos). Pinchazo y estocada baja (aplausos).

Bien es verdad que contó con un toro canelita, de fuerza justa y sobrada nobleza; más de esta condición ha tenido muchos por esas plazas y siempre los toreaba con la muleta de amianto, esa que estamos deseando se le prenda fuego y no hay manera. Es un acontecimiento el inesperado resurgir de Galloso para el toreo de calidad y una satisfación grande poder contarlo. Era su tarde, y ya venía trazada por la meritoria faena que hizo el segundo", un violento ejemplar que se revolvía y pegaba tarascadas, con el cual se fajó después de burlar las acometidas en diversos terrenos, consiguió meterlo en el engaño y acabó dominándolo.

La corrida de Benítez Cubero, remendada con toros de los hierros de Pallarés y Gabriel Rojas, tuvo poco que picar, por floja; mucho que torear, por encastada; exhibió trapío de acuerdo con su casta original, y por lo que se refiere a las astas, tan romas eran que suscitaban la sospecha de que habían pasado por el barbero. Se trataba, en fin, de una corrida para figuritas, que, por otra parte, no puede gustar a esas mismas figuritas, pues el toro de casta siempre plantea problemas.

Esos problemas los tuvo Paquirri incluso con el noble cárdeno que abrió plaza, al que ligó bien los muletazos en redondo, pero no se acabó de confiar y, por tanto, no pudo aportar a la faena su típica vibración de torero entregado y poderoso. La casta produce muchas veces este defecto de vasos comunicantes; cuanto más tiene el toro, menos tiene el torero, o al revés. En cambio, el volapié con que tumbó al cárdeno patas arriba fue perfecto.

Gran bronca para Paquirri por no poner banderillas

En el cuarto tiró líneas Paquirri y se ganó una gran bronca, que le venía de atrás por renunciar a poner banderillas, lo cual enfureció al público. Quizá con esta inhibición evitaba las comparaciones con Luis Francisco Esplá, el cual no reunirá con autenticidad, pero es muy espectacular en el tercio, arrolla y pone al público en pie. Así ocurrió ayer en Valencia. Luego, cuando coge la muleta, vuelve a sentar al público, y yo diría que hasta lo tumba y lo duerme. Las cumbres de la vulgaridad son dominio de Luis Francisco Esplá, en reñida competencia con muchos otros colegas pegapases; por ejemplo, con Galloso y su muleta de amianto. No ayer, desde luego, ya lo hemos dicho, pues la muleta de Galloso era de seda y con ella hizo el toreo güeno.

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