Cartas al director

Cultura, "ultras" y golondrinas

Se quiten o no los símbolos, se arranquen las fotografías de las paredes o se cambien los rótulos a las calles, jamás se podrá borrar ese capítulo de la historia de España. Capítulo en que, al fin, España sale de un subdesarrollo añejo de tiempo, y se coloca en la octava o la novena potencia industrial del mundo. Pese a todo, época de reconstrucción, trabajo, turismo y cultura. ¡Cultura, sí! Lo afirmo, contra todos los que sé empeñan en decir lo contrario. Y ello, ¿puede borrarse de un plumazo, porque ha cambiado el sistema político, o porque sencillamente se cambien los nombres a las lápidas ...

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Se quiten o no los símbolos, se arranquen las fotografías de las paredes o se cambien los rótulos a las calles, jamás se podrá borrar ese capítulo de la historia de España. Capítulo en que, al fin, España sale de un subdesarrollo añejo de tiempo, y se coloca en la octava o la novena potencia industrial del mundo. Pese a todo, época de reconstrucción, trabajo, turismo y cultura. ¡Cultura, sí! Lo afirmo, contra todos los que sé empeñan en decir lo contrario. Y ello, ¿puede borrarse de un plumazo, porque ha cambiado el sistema político, o porque sencillamente se cambien los nombres a las lápidas de las calles?¡Qué insensata pequeñez! Es igual a lo de llamar a la Falange ultraderechista, cuando el más mínimamente informado -si los hay aún sin informar, lo siento por ellos-, sabe positivamente que la Falange no es, ni ha sido, ni será, de derechas ni de izquierdas. ¿Hay que repetirlo hasta la saciedad? Y que eso de ultras se lo han inventado algunos para asustar a muchos. Después se echa la culpa de todo cuanto pase a los ultras y la pobre gente piensa que debe ser gravísimo. Mas, como dijo el poeta, «volverán las oscuras golondrinas»./

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