Belaúnde vuelve a la Presidencia peruana tras, doce años de régimen militar

, El candidato del partido Acción Popular (AP), Fernando Belaúnde (67 años), depuesto, de la Jefatura del Estado peruana por un golpe militar en 1968, volverá a ocupar la Presidencia de Perú. En las elecciones generales celebradas el domingo, las primeras después de diecisiete años, Belaúnde obtuvo el favor mayoritario de los votantes, y logró superar -con el 43,6%- el 36% de los sufragios totales, condición indispensable para el acceso automático a la primera magistratura de la nación. El respaldo logrado por el ex presidente supera, según los datos extraoficiales, los cálculos más optimistas...

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, El candidato del partido Acción Popular (AP), Fernando Belaúnde (67 años), depuesto, de la Jefatura del Estado peruana por un golpe militar en 1968, volverá a ocupar la Presidencia de Perú. En las elecciones generales celebradas el domingo, las primeras después de diecisiete años, Belaúnde obtuvo el favor mayoritario de los votantes, y logró superar -con el 43,6%- el 36% de los sufragios totales, condición indispensable para el acceso automático a la primera magistratura de la nación. El respaldo logrado por el ex presidente supera, según los datos extraoficiales, los cálculos más optimistas de sus correligionarios.

Los resultados de las elecciones, celebradas en un clima de absoluta tranquilidad, suponen una especie de enlace en el tiempo con un período intermedio de doce años de gobierno militar que ahora aparece casi como un hecho irreal. Fernando Belaúnde, sacado en pijama del palacio de Gobierno, en una madrugada de agosto, por un grupo de oficiales que seguía órdenes del general Juan Velasco, regresa ahora tranquilamente a su antigua residencia, respaldado por la decisión popular. Los votos logrados por Acción Popular y su candidato suponen, de hecho, una anulación del golpe militar de 1968.

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La Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) es, nuevamente, el grupo más directamente afectado por la victoria.

Desde que Víctor Raúl Haya de la Torre, fallecido hace menos de un año, fundara el partido, hace 57 años, en México, el APRA ha luchado lo indecible por llegar a la Presidencia de la República Peruana, sin lograrlo nunca. Los observadores y analistas políticos habían manejado negros presagios, en las semanas previas al acto electoral del domingo, ante la eventualidad de que ninguno de los candidatos presidenciales obtuviera el ansiado 36% necesario para la proclamación automática.

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El Partido de Acción Popular, de Belaúnde, tendrá una cómoda mayoría en el Parlamento de Perú

Viene de primera páginaEste hecho ha pesado, sin duda, en la consideración de los electores. La mayoría de los peruanos ha votado con la intención de garantizar fuerza y estabilidad al futuro Gobierno. Belaúnde, cuyo partido dispondrá de clara mayoría en el Congreso y en el Senado, significa la opción moderada, pero no cavernaria, y claramente democrática, que se ha demostrado como el más claro deseo popular.

En opinión de muchos, los resultados de las elecciones del domingo no habrían sido los mismos si el legendario Víctor Raúl Haya de la Torre no hubiera muerto. Su sólida personalidad aglutinaba a la amplia y combativa militancia del APRA, tras su desaparición, la lucha por la candidatura presidencial fue feroz. Armando Villanueva, que dominaba la maquinaria interna del grupo, consiguió el triunfo, pero dividió el partido. Este hecho le ha restando miles de votos en los comicios presidenciales. Tampoco valoró suficientemente la enorme sensibilidad de los peruanos en cualquier cosa que tenga relación con Chile, el eterno enemigo. Y Lucía, la esposa del candidato aprista, es chilena.

Los partidos políticos del amplio espectro de la izquierda han obtenido resultados notablemente inferiores a los esperados. En conjunto, desde los más moderados a los más radicales, han logrado 700.000 votos, poco más del 17 % del total.

Un grupo maoísta, la Unión de Izquierda Revolucionaria (Unir) dirigido por Horacio Zeballos, se ha colocado en el cuarto lugar de la preferencia electoral.

En las elecciones constituyentes de 1978, la izquierda logró, en conjunto, el 30% de los votos totales. A la fragmentación, a la desunión, se atribuyen esos pobres resultados. Es de considerar, igualmente, el hecho de que varios de los partidos izquierdistas decidieron, al final, apoyar la candidatura presidencial de Belaúnde, para evitar la victoria del APRA. De cualquier forma, la presencia parlamentaria de diputados y senadores izquierdistas será significativa, y el Gobierno de Belaúnde deberá, necesariamente, escucharlo.

Los expertos aseguran que Acción Popular logrará una alianza con el Partido Popular Cristiano (PPC), de Luis Bedoya, tercero en los resultados electorales, para asegurarse una mayoría diáfana en la Cámara de Diputados. El PPC está ideológicamente más próximo a AP que el APRA. Luis Bedoya es además un político nacido al amparo de Fernando Belaúnde, en cuyo Gobierno fue ministro de Justicia y alcalde de Lima, y la separación política no es enemistad. Bedoya y Belaúnde mantienen buenas relaciones personales. Mediada la mañana del lunes, los militantes apristas parecían haber asimilado, aunque a duras penas, las hieles de la derrota. Armando Villanueva, su candidato, llegó a perder los estribos en la madrugada de ayer, e hizo durísimas acusaciones de «fraude generalizado», de «burla» y otras lindezas al Gobierno y a su partido rival. Ese momentáneo mal perder estuvo a punto de provocar la salida a las calles de militantes del APRA, animados por su líder a «defender el triunfo a toda costa». Los consejos de otros dirigentes más moderados hicieron variar esta actitud de Villanueva.

¿Cómo va a ser el Gobierno de Fernando Belaúnde? Sus opositores le acusan de no tener ideas claras, de no tener programa. No es exactamente así. Es un político pragmático, gran conocedor de las realidades peruanas, que, según sus promesas, pondrá especial empeño en resolver el desempleo. Ha prometido solucionar, igualmente, el problema de la ocupación de tierras, y devolver a sus antiguos propietarios, sin más trámites, los medios de comunicación incautados por el Estado tras el golpe militar de 1968. En política exterior, el futuro presidente, convencido interacionista, apartará a Perú de sus anteriores planteamientos tercermundistas.

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