Tribuna:

Ausencia de una autoridad efectiva

Los acontecimientos del pasado fin de semana en Uganda han de ligarse, necesariamente, al clima de inestabilidad política y a la ausencia de una autoridad efectiva que sufre el país desde el derrocamiento de la dictadura de Idi Amín en abril del pasado año. Y estos problemas derivan a su vez de la propia manera en que el dictador fue derribado; es decir, la intervención militar tanzana. Tras liberar el territorio, todos los esfuerzos de Tanzania se dirigieron a obtener un consenso entre todas las fuerzas políticas del país, consenso que no ha sido logrado y que ha impedido, de hecho, el ejerci...

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Los acontecimientos del pasado fin de semana en Uganda han de ligarse, necesariamente, al clima de inestabilidad política y a la ausencia de una autoridad efectiva que sufre el país desde el derrocamiento de la dictadura de Idi Amín en abril del pasado año. Y estos problemas derivan a su vez de la propia manera en que el dictador fue derribado; es decir, la intervención militar tanzana. Tras liberar el territorio, todos los esfuerzos de Tanzania se dirigieron a obtener un consenso entre todas las fuerzas políticas del país, consenso que no ha sido logrado y que ha impedido, de hecho, el ejercicio de toda autoridad por parte de la nueva Administración.En marzo de 1979, cuando las operaciones militares tanzanas ya estaban muy adelantadas, el presidente Nyerere convocó en Moshi (Tanzania) un congreso al que asistieron representantes de todas las tendencias políticas, grupos militares y hasta asociaciones profesionales y culturales de Uganda, y del que surgió un Frente Nacional para la Liberación de Uganda. Se trataba de desarmar a quienes acusaban a las autoridades de Dar Es Salaam de intentar derrocar a Amín e instaurar a Milton Obote.

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Para presidir el Frente se nombró, consensualmente, a Yusuf Lule, antiguo rector de la Universidad Makerere y bien visto por las moderadas autoridades de Kenia. Con la victoria militar, Lule accedió a la presidencia de la República de la que fue apeado 65 días después al intentar imponer la composición de un gabinete de centro-derecha contra la opinión del Consejo Nacional Consultivo del Frente constituido en Moshi. En su lugar, y también por consenso, se nombró a Godfrey Binaisa, antiguo ministro de Justicia con Obote, pero que rompió con él Godfrey Binalsa actuó con más astucia y evitó un enfrentamiento directo con el Consejo Consultivo durante varios meses, aunque a costa de presenciar pasivamente el continuo deterioro de la situación del país. El principal factor de desestabilización era, y es, el mantenimiento de los ejércitos privados que, junto con las tropas tanzanas, lograron la victoria sobre Amín. Dirigidos por líderes indefinidos políticamente, estos grupos armados parecen ser los responsables de una ola de crímenes

El presidente forzó su suerte al máximo a finales del pasado año, remodelando su Gobierno de centro-izquierda, sin la previa autorización del Consejo.

Una vez superada la crisis ministerial, y con suficiente poder para, al menos teóricamente, hacer frente a la situación de orden público, Binaisa intentó entrar de lleno en la raíz constitucional del problema, convocando para el próximo mes de junio una reunión del Consejo Consultivo a la que llevaría su propuesta, basada en la Constitución de 1967, que él redactó y que terminó con el problema tribal de Uganda. De nuevo, este movimiento fue interpretado como un intento de favorecer a Milton Obote, quien precisamente habría de volver al país a finales de mes para concurrir a las elecciones.

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