LAS VENTAS

Un garciarromero de tragedia

El quinto, un sobrero de García Romero con gran trapío y el peligro propio de esta ganadería, fue un toro de tragedia. Con él, Macandro se jugó la vida sin cuento y afortunadamente sólo sufrió diversas contusiones de pronóstico reservado. El garcíarromero hizo una salida de manso y acudió al capote de Macandro con cierto son. Macan-dro se lució en verónicas, media buena y unas garbosas chicuelinas. En banderillas, el toro fue pronto y alegre, pero en la muleta dio el cambio y sacó a relucir un tremendo sentido. En dos derrotes Macandro salvó el pellejo de milagro, pero en el tercero le alcanzó...

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El quinto, un sobrero de García Romero con gran trapío y el peligro propio de esta ganadería, fue un toro de tragedia. Con él, Macandro se jugó la vida sin cuento y afortunadamente sólo sufrió diversas contusiones de pronóstico reservado. El garcíarromero hizo una salida de manso y acudió al capote de Macandro con cierto son. Macan-dro se lució en verónicas, media buena y unas garbosas chicuelinas. En banderillas, el toro fue pronto y alegre, pero en la muleta dio el cambio y sacó a relucir un tremendo sentido. En dos derrotes Macandro salvó el pellejo de milagro, pero en el tercero le alcanzó de lleno, le volteó y buscó con saña en la arena. Macandro se levantó herido y siguió hecho un jabato toreando con la izquierda. En su primero, Macandro estuvo valiente y torero en una faena vibrante, en la que hubo algunos muletazos ejecutados con arte y buen gusto. El domingo, Macandro no parecía aquel torerito de poco valor de sus comienzos.Tomás Campuzano tiene al público de Las Ventas volcado a su favor, y el hombre responde con una entrega absoluta, con un valor sereno y con un toreo falto de clase. Con el capote larga mucha tela y, más que torear, parece que limpia el polvo. La gaonera es su único repertorio con el percal. A su primero le hizo una faena corta, ligadita y toda en el mismo terreno, a base de derechazos y naturales vulgares. Con el sexto se superó. Abrió la faena con cuatro estatuarios y un pase del desprecio en los medios, que tuvieron el sabor de lo que no se ve todos los días. Luego ejecutó varias tandas de naturales, algunas templadas y bien ligadas, y otras muy rápidas sin remate.

Plaza de Las Ventas

Cinco toros de Francisco Ortega: justos de presencia los tres primeros, sin fuerzas, manejables. El segundo, de Murteira Gravé fue devuelto por cojo; el sobrero de García Romero, lidiado en quinto lugar, manso y peligroso. José Antonio Campuzano: silencio y palmas y saludos. Macandro: vuelta y ovación y saludos. Tomás Campuzano: palmas y saludos y vuelta al ruedo. Luis Mariscal puso dos buenos pares al quinto y saludó montera en mano. Hubo una gran entrada.

José Antonio Campuzano, con un lote de inválidos, estuvo aseado y correcto. Vemos a este torero muy puesto, en una línea de madurez, sobrado de oficio, pero como es un tanto frío no llega a las masas.

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