Comercio puede paralizar definitivamente las licencias de importación de los automóviles Ford

Los precios de los coches de importación de Ford España vuelven a traer problemas. Después de que el Ministerio de Comercio concediera a la multinacional americana radicada en España permiso para importar 15.000 unidades del modelo Taunus, ha paralizado ahora (tras minuciosos estudios), no sólo esas licencias de importación, sino también las de los Granada.La primera denuncia por el posible caso de dumping en los precios de Ford, la realizó EL PAIS (vease edición del día 20 de enero).

Se denunciaba entonces el sorprendentemente bajo precio de venta al público de un coche de esas ...

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Los precios de los coches de importación de Ford España vuelven a traer problemas. Después de que el Ministerio de Comercio concediera a la multinacional americana radicada en España permiso para importar 15.000 unidades del modelo Taunus, ha paralizado ahora (tras minuciosos estudios), no sólo esas licencias de importación, sino también las de los Granada.La primera denuncia por el posible caso de dumping en los precios de Ford, la realizó EL PAIS (vease edición del día 20 de enero).

Se denunciaba entonces el sorprendentemente bajo precio de venta al público de un coche de esas características. Resultaba cuando menos extraño que un coche que en su país de origen (Alemania) tiene un precio de venta al público que ronda las 900.000 pesetas, en España, después de haber tenido que pasar las barreras aduaneras, su precio fuese sólo de 1.085.000 pesetas. La sorpresa era aún mayor cuando el Ministerio de Comercio confirmaba a EL PAIS que esos coches habían sido importados sin posibilidad de acogerse a los decretos Sahagún y que, por tanto, su precio CIF -el de origen, incrementado por el seguro más el transporte- había tenido que multiplicarse por un coeficiente multiplicador próximo a 2,3. Ello obligaba, obviamente, a Ford España a haber declarado un precio franco fábrica en origen inferior a 400.000 pesetas, menos de la mitad de venta al público.

Consultada entonces Ford España, la argumentación ofrecida a EL PAIS por un portavoz cualificado de la multinacional fue que, en efecto, el precio declarado como franco fábrica en origen había sido inferior a las 400.000 pesetas, y que se había llegado a esa cifra debido a que esos coches estaban atravesando una difícil situación en aquel mercado, y gracias a las habilísimas negociaciones del presidente ejecutivo de Ford España, Carl F. Levy, con su homónimo alemán.

El resto de los fabricantes españoles no reaccionaron entonces ante esta denuncia. Consultados por EL PAIS, todos ellos mostraron su asombro por la aceptación de Comercio ante aquel precio de venta al público. Pero el hecho de pensar que las ventas del Ford Granada, dado su precio y categoría, sólo afectarían a los coches de importación, no les movió a presentar ninguna protesta oficial ante la Administración.

Sin embargo, sólo un mes y medio más tarde, Ford España volvió a realizar una operación similar a la anterior. En este caso, el coche importado fue el modelo Taunus. Aunque el procedimiento fue exactamente el mismo, la cifra creció espectacularmente. Ya no serían 4.000 unidades las importadas, como en el caso del Granada, sino, en una primera acción, 15.000.

Recesión del mercado interno

Pero esta vez los restantes fabricantes sí respondieron. En un momento de durísima recesión en el mercado interior, la entrada en España de 15.000 unidades de Ford Taunus, vendidas también a unos precios sorprendentemente bajos, repercutirían negativamente en las ventas de otros tantos coches de fabricación nacional, como el Renault 18, los Seat 131 y 132, los Peugeot 505 y los Talbot 150 y 180. Porque, aunque una vez más, Ford España no había podido acogerse a los beneficios de los decretos Sahagún, y había tenido que multiplicar el precio de estos coches en su país de origen -más el seguro y transporte hasta España- por mas del doble, el resultado final era un precio inferior a los de coches de similar o incluso superior categoría de los fabricados en este país.

En este caso, Ford España pretendía vender en el mercado español los modelos Taunus a unos precios que oscilaban entre las 520.000 pesetas para el de motor 1.600 centímetros cúbicos y las 620.000 para el de dos litros. Dividiendo estos precios entre el coeficiente multiplicador aceptado por el Ministerio de Comercio (2,1), resultan precios claramente infenores a 300.000 pesetas, cifra que Ford España da como precio franco fábrica en Alemania, y que, una vez más, vuelve a contrastar con el de venta al público -casi el doble- en aquel país.

Ahora, después de las presiones del resto de los fabricantes españoles, y tras haber paralizado temporalmente las licencias de importación durante unos días, mientras realizaba una investigación -de la que, al parecer, Ford España salió absuelta-, el Ministerio de Comercio ha decidido congelar definitivamente las licencias de importación de los Taunus y también de los Granada. Comercio, después de haber mantenido una serie de reuniones con los responsables de Ford España, ha llegado a la conclusión, de que éstos interpretaban equivocadamente los acuerdos internacionales GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio).

El lamentable retraso del Ministerio, de cualquier forma, supondrá una serie de complicaciones para los más de mil conductores que poseen ya un modelo Taunus, y también para los varios miles que han comprado los Granada. Porque si Comercio -como pretende- incrementa en más de 100.000 pesetas los precios CIF de ambos modelos, en sus distirtas gamas, los precios de venta al público se verán notablemente incrementados, y uno y otro -sobre todo el Taunus- perderán gran parte de su atractivo para el cliente. Esa medida, con la que Ford Fspaña no está muy conforme, podría provocar la definitiva cancelación de la operación de importación o, al menos, una sensible reducción en las unidades a importar.

Pero para los que ya tienen en su poder alguno de estos coches, el problema se plantea en que Ford España querrá repercutir sobre ellos la subida que, a su vez, le fije Comercio. Y, además, el alza en los precios CIF acarreará para los compradores un importante incremento en el pago del impuesto de lujo, que deberá abonarse a Hacienda. La prirnera cantidad, que resultaría del incremento del precio CIF, puede: suponer una cifra próxima a 250.000 pesetas, que Ford deberá ingresar a la Administración en concepto de aranceles e ICGI -Impuesto Compensatorio de Gravámenes Interiores- y que, a su vez, pretenderá recuperar de sus clientes. La segunda partida que los usuarios deberán abonar directamente a Hacienda puede suponer otras 60.000 pesetas más.

Para esos clientes, pues, el precio de sus coches puede tener un incremento, después de haberlos comprado, superior a 300.000 pesetas. De haberlo sabido con antelación, hubieran podido variar su opción de compra.

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