MÚSICA POP

Conciertos de Fischer-Z en Madrid

Los pasados miércoles y jueves actuó en el teatrillo del colegio mayor San Juan Evangelista el grupo inglés Fischer-Z. El local, como sabrán muchos habituales, es, sin duda alguna, uno de los más incómodos de la Universitaria, a pesar de lo cual la actividad ininterrumpida a lo largo de casi diez años por parte de su departamento de música ha logrado un ambiente muy difícil de igualar. Por otra parte, y a pesar de que en el montaje del concierto intervenía el conocido Mikel Barsa (autor de catástrofes como el festival de rock del Rayo Vallecano), la buena voluntad de la gente y de los ...

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Los pasados miércoles y jueves actuó en el teatrillo del colegio mayor San Juan Evangelista el grupo inglés Fischer-Z. El local, como sabrán muchos habituales, es, sin duda alguna, uno de los más incómodos de la Universitaria, a pesar de lo cual la actividad ininterrumpida a lo largo de casi diez años por parte de su departamento de música ha logrado un ambiente muy difícil de igualar. Por otra parte, y a pesar de que en el montaje del concierto intervenía el conocido Mikel Barsa (autor de catástrofes como el festival de rock del Rayo Vallecano), la buena voluntad de la gente y de los colegiales del San Juan lograron en la noche del miércoles una entrada sin mayores problemas. De hecho, lo único anormal fue la media hora de retraso en el comienzo, anormal, pero corriente, y el hecho de que los Fischer tocaran una hora pelada, aunque también hay que explicar que las entradas costaban doscientas pesetas.Así pues, con todo el mundo respirando vapores inconfesables (pero no venenosos) da comienzo la actuación. Fischer-Z es un grupo de regular éxito en Inglaterra, pero que en la España que vivimos se ha convertido en una especie de objeto de culto, junto a B-52, Talking Heads, Motels o Nick Lowe, entre otros, claro.

El grupo es lo suficientemente original como para que su entrada en catálogo sea complicada, pero para los aficionados a las definiciones puede decirse que hacen pop-rock-reggae, con toques algo menos directos que recuerdan de cuando en cuando a los Talking Heads de que hablaba antes. El grupo, en realidad, no es demasiado brillante o, por mejor decir, técnico, pero las composiciones son tan buenas, los arreglos tan inteligentes y la voz de John Watts tan expresiva, que todo lo demás sobra. Canciones como Spiders, Remember Russia, The Worker o Pretty Paracetamol mantuvieron bailando al personal durante esa hora que al final resultó breve, aunque suficiente.

Otra cuestión es la demostración palpable de que a este país nuestro pueden venir grupos interesantes a locales medianos, sin que por ello tiemble el sistema internacional de contratación rock. Para quienes no lo sepan (potenciales promotores), existen grupos con discos editados aquí, cuyos lugares habituales de trabajo son teatros pequeños, clubes o teatrillos universitarios. Este tipo de grupos (que no sólo no son peores que, sino que en muchas ocasiones son mucho mejores que), no se montan un tinglado enorme, no llevan más equipo ni más luces que las necesarias y, finalmente, son baratos. El hecho de que Fischer-Z haya actuado en el San Juan es todo un dato. Lo inasequible está en realidad al alcance de la mano.

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