Los filósofos jóvenes españoles analizan los problemas de la razón y la utopía

Apertura del 17º congreso en Murcia

La revolución de la vida cotidiana y la supresión de las formas de nominación fueron planteadas por el profesor Jacobo Muñoz, de la Universidad Complutense de Madrid, como, posibles vías para llegar a lo que denominó «utopía de la esperanza», en el curso de su conferencia sobre Más allá de la utopía: el primado de las aboliciones, que sirvió de apertura al 170 congreso de Filósofos Jóvenes, iniciado el pasado domingo en la facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia. Al congreso, que se desarrolla bajo el título genérico Razón ética y utopía, asisten trescientas personas.El pr...

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La revolución de la vida cotidiana y la supresión de las formas de nominación fueron planteadas por el profesor Jacobo Muñoz, de la Universidad Complutense de Madrid, como, posibles vías para llegar a lo que denominó «utopía de la esperanza», en el curso de su conferencia sobre Más allá de la utopía: el primado de las aboliciones, que sirvió de apertura al 170 congreso de Filósofos Jóvenes, iniciado el pasado domingo en la facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia. Al congreso, que se desarrolla bajo el título genérico Razón ética y utopía, asisten trescientas personas.El profesor Muñoz analizó política y socialmente la situación previa a los acontecimientos de mayo de 1968 en Francia, su utopía como móvil de ese movimiento social, considerada como la consecución de una «sociedad dinámica sin alienación», que habría de ser creada a partir de la sociedad de entonces, en la que pareció posible el crecimiento ilimitado y en la que sólo sería, necesario suprimir las alienaciones que llevaba aparejadas.

En relación con ese momento social de esplendor capitalista orientado hacia el neocapitalismo, el conferenciante pasó al análisis de la situación actual de crisis social, fruto de la fuerte crisis económica a que da lugar.

En estas nuevas circunstancias, una concepción de la utopía tal como estaba presente en mayo de 1968 sería alienante, por lo que habría que plantear una «utopía de la esperanza en base a una visión apocalíptica o catastrofista de la situación iniciada por Bloch. Las bases de esta nueva concepción estarían en la crisis económica y energética, la utilización de fuentes de energía como la nuclear, que amenazan con la autodestrucción de la sociedad, y el peligro de guerra mundial atómica. Junto a ello hay circunstancias más cotidianas, como la contaminación de los alimentos, que llega a producir enfermedades como el cáncer.

La única salida posible de esta sociedad en crisis sería una revolución personal en la vida cotidiana que posibilite una toma de conciencia colectiva que pueda dar lugar a un cambio político y social.

La segunda de las conferencias programadas corrió a ayer a cargo de Javier Muguerza, de la Universidad a Distancia, quien habló sobre El no-lugar de la utopía, y en la que, desde el campo de la ética, analizó las diferentes posturas teóricas sobre utopías y estudió la necesidad del cambio a una «ética universal» generable a través de la inversión del «ser» al «deber ser».

El profesor Simón Marchán, de la Universidad de La Laguna, pronunciará hoy la última conferencia, sobre Raíces éticas de la utopía estética, y mañana será la sesión de clausura.

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