Un gran triunfo del Trío de Madrid

El capítulo más pobre y asistemático de nuestra vida musical es, sin duda, la música de cámara, lo que supone carencia grave y enorme limitación. Saberse de memoria las sinfonías de Mozart, Beethoven, Schumann, Schubert o Brahms y no conocer suficientemente sus obras características es información cultural a medias, o sea, deformación. Por lo mismo, actividades como las del Trío de Madrid y conciertos como el del pasado martes no sólo son importantes, sino que resultan reveladores.Después de la interpretación por Soriano- León-Corostola de los «tríos» de Chopín y Tschaikowsky, el millar aproxi...

El capítulo más pobre y asistemático de nuestra vida musical es, sin duda, la música de cámara, lo que supone carencia grave y enorme limitación. Saberse de memoria las sinfonías de Mozart, Beethoven, Schumann, Schubert o Brahms y no conocer suficientemente sus obras características es información cultural a medias, o sea, deformación. Por lo mismo, actividades como las del Trío de Madrid y conciertos como el del pasado martes no sólo son importantes, sino que resultan reveladores.Después de la interpretación por Soriano- León-Corostola de los «tríos» de Chopín y Tschaikowsky, el millar aproximado de asistentes irrumpió en largas ovaciones y estentóreos bravos.

La imagen de Chopin se completa con su breve parcela no exclusivamente pianística, desde la Introducción y polonesa opus 3 y las Variaciones Rossini, hasta la colección de lieder. Siempre está presente y protagonista el piano en las pocas obras camerísticas de Chopín, que alcanzan su cima en la Sonata en sol menor, para violoncello y piano, opus 65. El Trío en sol menor, op. 8, está escrito antes de que su autor cumpliera la veintena, lo que en el caso de una biografía precoz y de 39 años de duración supone una madurez cierta.

Del mismo año es el Concierto en fa menor y numerosas páginas pianísticas absolutamente maestras. Como sucede en el caso de los conciertos con el tratamiento orquestal, la escritura del Trío -tan bello de ideas- es bastante atípica por cuanto todo se deriva de una invención pianística, tanto en su concepción instrumental como en el mismo pensamiento sonoro.

Joaquín Soriano, Pedro León y Pedro Corostola arrebataron al público con una verídica versión del Trío en la menor, de Tschaikowsky, en el que cada instrumento está tratado en su más característica impostación, de modo que la unidad superior reside en el servicio a un determinado repertorio ideológico.

Escuchamos una versión éxcelente, tan bien pensada como bien tocada, en la que lo elegíaco o patético dominante alcanzó lan alto nivel de tensión.