Encuentro musical de las culturas gallega y castellana

El pasado domingo actuaron en el Pabellón de Deportes del Real Madrid los grupos Fuxan Os Ventos y Nuevo Mester de Juglaría, ante unas 3.000 personas. Así, de entrada, el mero hecho de intentar llenar el Pabellón parecía un poco fuera del alcance de ambos grupos, máxime cuando a lo largo de toda la semana se habían sucedido recitales de todo tipo y el día tampoco era excesivamente agradable. Presumiblemente, el festival había de resultar en una especie de fiesta folklórica gallega y castellana, pero ya desde un principio, Fuxan Os Ventos se encargaron de asegurar lo contrario. Para ellos aquel...

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El pasado domingo actuaron en el Pabellón de Deportes del Real Madrid los grupos Fuxan Os Ventos y Nuevo Mester de Juglaría, ante unas 3.000 personas. Así, de entrada, el mero hecho de intentar llenar el Pabellón parecía un poco fuera del alcance de ambos grupos, máxime cuando a lo largo de toda la semana se habían sucedido recitales de todo tipo y el día tampoco era excesivamente agradable. Presumiblemente, el festival había de resultar en una especie de fiesta folklórica gallega y castellana, pero ya desde un principio, Fuxan Os Ventos se encargaron de asegurar lo contrario. Para ellos aquello significaba el encuentro fraternal de dos culturas y de las reivindicaciones pendientes de los pueblos que las generan.Desde ese punto de vista, que parece relegar lo festivo a un segundo plano en extraña contraposición con lo reivindicativo, Fuxan Os Ventos más parecían un grupo de corte panfletario (tipo Quilapayún, por ejemplo) que una alternativa musical popular. Tal vez los temas que escogen, o al menos una mayoría de ellos, sean tradicionales, pero desde la perspectiva purista que se aplican ellos mismos, las adaptaciones tanto en letras como en arreglos pueden suponer una mixtificación del trabajo popular originario. A pesar de todo, Fuxan Os Ventos cantan bien y su trabajo merece respeto, y allí, en el Pabellón, arrancaron los gritos exaltados de sus compañeros gallegos.

Nuevo Mester de Juglaría, por su parte, se vio contagiado del espíritu panfletario que se había impuesto y su trabajo, que normalmente es ante todo divertido y lúdico, se transformó (con las mismas canciones) en una torrentera populista. Después de haberles visto en Madrid, en Soria y en Barcelona, resultaba extraña esa actitud. No hay duda que entre ambos lograron caldear el ambiente, sólo hace falta saber si nuevas moralinas es lo que la gente necesita.

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